«Cómo se puede ser periodistas cuando no sienten ni su patria. Que tiene una patria cuando sus soldados de tintan escriben en otro idioma, ellos tienen derecho informar. Pero nadie ama a su patria porque es mal o bien informada solamente, sino porque es nuestra.»
El ejercicio del periodismo no puede desvincularse del sentido de pertenencia y compromiso con la nación. No se trata de escribir solo desde la objetividad técnica o la imparcialidad profesional, sino también desde la convicción de que informar es, en esencia, un acto de responsabilidad con la sociedad a la que se pertenece.
Algunos podrían cuestionar el papel de quienes, como «soldados de tinta», escriben en otros idiomas o desde otras perspectivas, preguntándose si ello los aleja de su patria. Sin embargo, el periodismo trasciende fronteras y lenguas, porque la verdad es universal. No se es menos patriota por informar en otro idioma o por analizar la realidad con una mirada global.
El amor por la patria no depende únicamente de cómo se la informa, sea para bien o para mal. Se ama a la nación no porque sea perfecta, sino porque es parte de nuestra identidad, de nuestra historia, de lo que somos. Y en ese amor, el periodismo juega un papel fundamental: denunciar lo que debe cambiar, resaltar lo que merece orgullo y, sobre todo, mantener viva la conciencia colectiva.
Ser periodista es, en última instancia, una forma de servicio. Y servir con honestidad, sin manipulaciones ni intereses ocultos, es también una manera de honrar a la patria.