En un momento donde la polarización amenaza con frenar el desarrollo nacional, el presidente José Raúl Mulino ha dado un paso valiente y democrático al extender una invitación formal al movimiento «Sal de las Redes» para sentarse a conversar en la Presidencia de la República. Su gesto no solo honra la investidura que representa, sino que también dignifica el valor de la palabra y la búsqueda de consensos como base de toda democracia madura.
Mulino no llamó a la represión ni al silencio, llamó al diálogo, y eso debe ser reconocido por todos los sectores del país. Su actitud deja claro que el camino para superar diferencias no es la confrontación callejera ni el insulto en redes sociales, sino el intercambio respetuoso de ideas, cara a cara, con argumentos y visión de país.
Lamentablemente, los representantes de «Sal de las Redes» decidieron no aceptar esa mano tendida, a pesar de que días antes fueron elogiados —incluso por el propio gobierno— por su manera ordenada, pacífica y original de protestar. Esta negativa, lejos de fortalecer su postura, debilita el espíritu de unidad nacional que tanto necesita Panamá en estos momentos.
El país está herido, cansado de los enfrentamientos estériles y urgido de soluciones. Negarse a dialogar no es un acto de valentía ni de resistencia, es un acto de intolerancia y rebeldía sin causa concreta. Panamá necesita puentes, no muros. Y cuando el Presidente de la República —que representa a más de cuatro millones de panameños— extiende una invitación al diálogo, lo mínimo esperable es la disposición a escuchar y ser escuchado.
Desde PNN hacemos un llamado a todos los movimientos sociales, líderes juveniles, gremios y sectores organizados a no perder de vista lo esencial: Panamá está primero. Las diferencias ideológicas o generacionales no deben ser barreras, sino oportunidades para construir juntos una mejor nación.
La democracia no solo se defiende en las calles, también se fortalece en las mesas de diálogo. Por eso, sentémonos a conversar. El país lo exige, la historia lo agradecerá.