En un nuevo capítulo de escándalos que golpean la confianza ciudadana en las instituciones, el exdirector del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (IFARHU), Bernardo Meneses, vuelve al ojo público. Esta vez, no por su gestión, sino por los serios cuestionamientos sobre depósitos bancarios que no ha logrado justificar y que, según una investigación reciente publicada por La Prensa, ascienden a más de 440 mil dólares.
Las pesquisas, impulsadas por organismos de control financiero y fiscales anticorrupción, señalan que Meneses recibió en sus cuentas personales importantes sumas de dinero entre 2020 y 2023, durante su tiempo al frente del IFARHU. La falta de documentación que explique de manera clara y transparente el origen de estos fondos ha encendido las alarmas, dejando abiertas dudas sobre posibles actos de corrupción y abuso de recursos públicos.
En medio de este clima adverso, el exfuncionario ha iniciado movimientos políticos estratégicos: busca asegurar un espacio dentro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD) en las próximas elecciones internas. De conseguirlo, Meneses obtendría inmunidad electoral, un blindaje que le permitiría enfrentar con ventaja cualquier proceso judicial abierto en su contra mientras permanezca en el cargo.
La jugada ha sido vista por analistas políticos y sectores de la sociedad civil como un intento desesperado por esquivar la rendición de cuentas. «No es una candidatura genuina, es una carrera hacia la protección política», comentan fuentes internas del propio PRD, preocupadas por el deterioro de la imagen partidaria.
La indignación pública no se ha hecho esperar. Ciudadanos recuerdan que el IFARHU, bajo la administración de Meneses, fue duramente criticado por irregularidades en la asignación de becas, manejo discrecional de fondos y falta de transparencia en programas destinados a apoyar a estudiantes de escasos recursos. Ahora, con la revelación de depósitos personales millonarios sin respaldo, el clamor social por justicia y sanciones ejemplares se intensifica.
Mientras tanto, Meneses guarda silencio frente a los cuestionamientos, enfocándose en su campaña interna, rodeado de figuras que apuestan al «borrón y cuenta nueva» para salvar la estructura partidaria de mayores daños.
La situación pone nuevamente sobre la mesa un tema sensible para el país: la necesidad urgente de reformas políticas que impidan que cargos de elección interna sirvan como escudos de impunidad. Además, el caso Meneses refleja cómo la corrupción y el oportunismo político siguen siendo males profundos que frenan el desarrollo de Panamá.
En un país que clama por transparencia, ética pública y verdadera renovación política, las aspiraciones de Meneses al CEN del PRD suenan más a un grito de desesperación que a un proyecto de servicio al pueblo.
¿Permitirá la militancia del PRD que su máximo órgano directivo sea utilizado como refugio de impunidad? ¿Qué mensaje enviaría Panamá al mundo si se premia a quienes son cuestionados por faltas graves contra los recursos de todos?
El país observa, exige respuestas y espera justicia.