En una jornada electoral marcada por la alta participación y la expectativa, Ecuador se prepara para una segunda vuelta presidencial que definirá el rumbo del país en los próximos años. El actual mandatario, Daniel Noboa, y la candidata correísta, Luisa González, se enfrentarán en un balotaje el próximo 13 de abril de 2025, tras no alcanzar ninguno de los dos la mayoría necesaria en la primera vuelta celebrada el 9 de febrero.
Según los datos oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), con más del 90% de las actas escrutadas, Daniel Noboa obtuvo el 44% de los votos válidos, mientras que Luisa González superó el 43%. Este ajustado resultado refleja la profunda polarización que vive la sociedad ecuatoriana y anticipa una campaña electoral intensa y reñida.
Primera Vuelta: Un Escenario Dividido
La primera vuelta dejó un panorama claro: Ecuador está dividido. A pesar de las estrictas medidas de seguridad implementadas tras los recientes episodios de violencia política, la jornada electoral transcurrió con normalidad. La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea destacó la tranquilidad del proceso y se espera que en los próximos días emita sus informes detallados.
Sin embargo, el resultado obliga a ambos candidatos a replantear sus estrategias. Los votos obtenidos por otros aspirantes, como Andrea González Náder (Sociedad Patriótica) y Leonidas Iza (Pachakutik), que en conjunto superan el 7%, serán clave para inclinar la balanza en la segunda vuelta.
Noboa vs. González: Dos Visiones de País
Daniel Noboa, quien busca la reelección, ha centrado su campaña en la seguridad y la atracción de inversiones. Su gobierno ha implementado medidas enérgicas contra la delincuencia, como el despliegue militar en las calles, y ha promovido reformas para mejorar la competitividad económica. No obstante, enfrenta el desafío de convencer a los votantes que aún dudan de su capacidad para gestionar un mandato completo, especialmente en un contexto marcado por los apagones, la inestabilidad económica y la persistente inseguridad.
Por su parte, Luisa González representa la opción del correísmo, una corriente política que marcó una década en Ecuador. Su agenda se enfoca en la recuperación del gasto social y el fortalecimiento de la intervención estatal en la economía. Sin embargo, su cercanía con el expresidente Rafael Correa, condenado por corrupción, genera rechazo en un sector importante del electorado.
Los Desafíos de Noboa: Apagones, Economía e Inseguridad
La gestión de Daniel Noboa ha estado marcada por una serie de desafíos. Los apagones, provocados por el estiaje y la falta de inversión en infraestructura energética, han generado malestar en la población. Su política económica, aunque ha atraído inversión extranjera, no ha logrado aún generar el empleo esperado. Además, escándalos relacionados con empresas familiares y cuestionamientos sobre el uso de la fuerza por parte de los militares han erosionado su imagen.
En esta segunda vuelta, Noboa propone fortalecer la seguridad ciudadana, impulsar proyectos de energías renovables, diversificar la economía, apoyar a las pymes, digitalizar la educación y erradicar la violencia de género.
González y la Sombra del Correísmo
Luisa González, con una larga trayectoria en la administración pública, se presenta como la heredera del legado correísta. Sin embargo, su cercanía con el expresidente Rafael Correa, quien reside en Bélgica tras ser condenado por corrupción, es un arma de doble filo. Mientras sus seguidores la ven como la garante de un modelo que priorizó la inversión social, sus detractores la asocian con un período marcado por la corrupción y el autoritarismo.
Uno de los puntos más controvertidos de su programa es su respaldo al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Además, enfrenta el desafío de desmarcarse de los múltiples casos de corrupción que involucran a ex funcionarios del gobierno de Correa, como el Caso Sobornos 2012-2016 y el Caso Odebrecht.
Ecuador Decide
Las próximas semanas serán cruciales. Daniel Noboa y Luisa González deberán afinar sus estrategias, buscar alianzas y movilizar a sus bases para convencer a los indecisos. La segunda vuelta no solo definirá al próximo presidente de Ecuador, sino también el modelo de país que prevalecerá en los próximos años. En un país altamente polarizado, la capacidad del sistema electoral para garantizar la transparencia y la estabilidad será puesta a prueba una vez más.