Avi Schiffmann, conocido por su impacto en la tecnología durante la pandemia, ha presentado «Friend», un dispositivo portátil de inteligencia artificial diseñado para ser un compañero constante. Con un micrófono siempre activo, este dispositivo ofrece apoyo emocional y conversación a sus usuarios, planteando nuevas preguntas sobre la privacidad y las relaciones humanas.
Panamá, 1 de agosto de 2024 – Avi Schiffmann, el joven innovador detrás de varios proyectos tecnológicos exitosos, ha lanzado un nuevo dispositivo de inteligencia artificial llamado «Friend«, que promete revolucionar la forma en que interactuamos con la tecnología. Este pequeño dispositivo, que se lleva como un colgante alrededor del cuello, funciona como un compañero digital que escucha todo lo que ocurre a su alrededor y responde a su usuario con comentarios y mensajes de texto en su teléfono.
El dispositivo está impulsado por el modelo de lenguaje Claude 3.5 de Anthropic AI, y su creador asegura que no tiene intención de competir con gigantes tecnológicos como Apple o OpenAI. «La productividad ya no importa, lo más importante en tu vida son las personas», afirmó Schiffmann en una entrevista con WIRED. Friend, más que un asistente de productividad, está diseñado para ofrecer compañía y apoyo emocional.
Con una batería que dura aproximadamente 15 horas, el dispositivo estará disponible para su compra a partir de enero de 2025 por $99, sin necesidad de suscripción. Schiffmann, que pagó $1.8 millones por el dominio Friend.com, busca posicionar este gadget como un amigo siempre presente, capaz de interactuar de manera significativa con su usuario.
No obstante, el dispositivo ha generado preocupación entre expertos en ética y privacidad. Jodi Halpern, profesora de Bioética y Humanidades Médicas en UC Berkeley, comparó la relación con un amigo de IA con «comer comida chatarra», sugiriendo que, aunque puede satisfacer necesidades emocionales a corto plazo, no sustituye las relaciones humanas genuinas.
La aparición de dispositivos como Friend plantea importantes preguntas sobre el futuro de nuestras interacciones sociales y la privacidad en un mundo cada vez más digitalizado. ¿Estamos preparados para aceptar la presencia constante de un compañero digital, o debemos reflexionar sobre el impacto que esto podría tener en nuestra capacidad de construir relaciones humanas auténticas?