Carlos Martín Volante, un futbolista argentino nacido en Lanús, revolucionó el fútbol sudamericano no por sus estadísticas o títulos, sino por un legado mucho más singular: su apellido se convirtió en el término que define a los mediocampistas defensivos en toda América Latina.
De Lanús a Europa y Brasil
Volante inició su carrera en las divisiones inferiores del Granate entre 1924 y 1926. Tras brillar en Platense y representar a la selección argentina en dos partidos amistosos, emprendió su viaje a Europa en 1931, donde jugó para equipos como Napoli, Livorno y Torino en Italia, y posteriormente en Francia con el Rennes, Olympique de Lyon y Paris FC.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial marcó un giro inesperado en su carrera. En 1938, mientras trabajaba como masajista de la selección brasileña en el Mundial de Francia, impresionó a jugadores y dirigentes con sus habilidades en los entrenamientos. Esto le valió un contrato con Flamengo, donde se convirtió en figura clave para conquistar tres campeonatos Cariocas (1939, 1942 y 1943).
El origen del término «volante»
El verdadero impacto de Volante en el fútbol comenzó cuando dejó Flamengo para regresar a Argentina. El entrenador Flavio Costa, buscando reemplazar al argentino, le dijo al paraguayo Modesto Bría: «Quiero que juegues como Volante», haciendo referencia a su estilo aguerrido e inteligente.
«El puesto en un momento era ‘half’ y luego ‘midfield’, que significaba mediocampista. No se llamaba volante a los que jugaban en el medio», explicó a Infobae Oscar Barnade, vicepresidente del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol. «Por sus características, su apellido quedó instalado como nombre de un puesto. Después esa referencia vino y comenzó a utilizarse en Argentina».
Legado duradero
Tras su retiro como jugador, Volante continuó dejando huella como entrenador, convirtiéndose en 1959 en el primer técnico extranjero en ganar un título en Brasil al llevar al Bahía FC a conquistar la Copa de Brasil.
Sin embargo, su mayor legado fue «haber sido utilizado su apellido para designar una forma de jugar», según describe Néstor Daniel Bova en el libro «96 años de fútbol Granate». «Su particular forma de moverse en la cancha maravilló a muchos, cambiando un sistema que se venía utilizando en forma rígida desde la llegada del fútbol a estas tierras».
Fallecido en 1987 a los 76 años, Carlos Volante transformó no solo una posición en el campo, sino también el lenguaje del fútbol, dejando una marca permanente que trasciende fronteras y generaciones en el deporte más popular del mundo.