Hoy, Panamá despierta al anuncio de una huelga general indefinida, un movimiento que amenaza con paralizar aún más a un país que ya ha sufrido demasiado. Como medio de comunicación responsable, desde Panamá Noticias Network (PNN), hacemos un llamado urgente a la sensatez, al diálogo y a la conciencia nacional.
Entendemos y respetamos el derecho legítimo a la protesta y a la manifestación, pilares de toda democracia verdadera. Sin embargo, también es nuestro deber advertir con firmeza que la economía panameña no resiste una nueva paralización.
Las heridas de crisis anteriores siguen abiertas: comercios cerrados, empleos perdidos, familias endeudadas, pequeñas y medianas empresas apenas sobreviviendo.
¿A quién beneficia una huelga hoy?
¿A los trabajadores o a los intereses políticos detrás del descontento?
¿A las familias humildes o a quienes buscan el caos para sacar provecho electoral?
Panamá necesita reconstruirse, generar empleos, atraer inversiones, fortalecer su estabilidad. Cada día de huelga representa millones de dólares en pérdidas, cientos de puestos de trabajo en riesgo, un deterioro de la confianza que tanto nos ha costado recuperar.
El país no puede ser rehén de agendas políticas disfrazadas de luchas sociales.
Es momento de separar la legítima defensa de los derechos ciudadanos del sabotaje económico que, al final, recae sobre el pueblo más necesitado.
Hoy más que nunca, hacemos un llamado a los dirigentes sindicales, gremiales y políticos:
Panamá primero.
La Patria primero.
La sensatez debe prevalecer sobre la rabia.
El diálogo debe imponerse sobre el cierre de calles.
La esperanza debe ser más fuerte que el miedo y la manipulación.
No pongamos en peligro lo que con tanto esfuerzo hemos logrado reconstruir. El mundo nos observa; nuestros inversionistas, nuestros turistas, nuestros futuros aliados.
Hoy, cada panameño debe preguntarse:
¿De qué lado estoy? ¿Del lado de la construcción o del lado de la destrucción?
Desde PNN reiteramos: las diferencias se resuelven en la mesa, no en la calle. La fuerza del pueblo panameño está en su trabajo honrado, en su fe en el futuro, no en la parálisis ni en el caos.
Panamá merece seguir adelante. Panamá no aguanta una huelga más.