En un momento en que la voz de Panamá debía ser firme, serena y contundente, el presidente José Raúl Mulino cumplió con el deber histórico de todo líder nacional: defender la soberanía del país con dignidad y respeto.
Este sábado, ante las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien insistió en que los barcos norteamericanos deberían transitar sin costo por el Canal de Panamá, el presidente Mulino dejó en claro, al país y al mundo, que el Canal de Panamá es, y seguirá siendo, patrimonio exclusivo de los panameños.
Con precisión jurídica y espíritu nacionalista, Mulino recordó que el Tratado de Neutralidad y la Ley Orgánica del Canal de Panamá son los instrumentos que regulan los tránsitos y costos de todas las naves que utilizan nuestra vía interoceánica.
“No hay ningún acuerdo en contrario”, señaló Mulino de forma categórica, subrayando que cualquier cooperación adicional se maneja dentro del marco legal establecido por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
El mensaje del presidente Mulino no solo reafirma la autoridad soberana de Panamá sobre su Canal, sino que también envía una señal de madurez diplomática: Panamá mantiene abiertas las puertas de la cooperación y la amistad con todos los países, especialmente con Estados Unidos, su aliado histórico, pero siempre dentro del respeto mutuo y del marco de su soberanía inquebrantable.
Hoy, más que nunca, los panameños debemos recordar que el Canal nos pertenece, que fue recuperado con sacrificio, visión y patriotismo, y que su administración exitosa es motivo de orgullo para nuestra nación. No es solo un activo económico; es un símbolo de nuestra identidad, nuestro esfuerzo colectivo y nuestra capacidad para estar a la altura de los retos globales.
La firmeza de Mulino en este tema no es un gesto aislado. Es la continuidad del sueño de generaciones que, como Omar Torrijos y muchos otros patriotas, lucharon por un Panamá dueño de su propio destino.
Panamá respeta y valora a sus amigos, pero se respeta primero a sí misma. Nuestro Canal es un ejemplo al mundo de gestión, eficiencia y neutralidad, y así seguirá siendo, bajo la administración soberana y legítima de los panameños.
Hoy, más que nunca, sentimos el llamado de la historia a cerrar filas en torno a nuestra soberanía, a caminar juntos como nación, y a seguir construyendo un futuro de dignidad, paz y prosperidad para todos.
¡El Canal es de Panamá, y de los Panameños!