El 11 de octubre de 1968 marcó un punto de inflexión en la historia de Panamá. Bajo el liderazgo del general Omar Torrijos Herrera, el golpe de Estado derrocó al presidente Arnulfo Arias Madrid, dando inicio a lo que se conoció como el proceso revolucionario del pueblo panameño. Este movimiento, más que una simple toma de poder, se presentó como la reivindicación de los derechos sociales y económicos de los sectores marginados del país.
Torrijos, visionario y carismático, supo canalizar el descontento social acumulado tras años de desigualdad y pobreza. Su liderazgo puso en marcha una serie de reformas que buscaban transformar la estructura económica y política de Panamá, orientadas hacia la justicia social, la redistribución de la riqueza y la integración de los más vulnerables.
Una Revolución Social y Nacionalista
La Revolución del 11 de Octubre, como fue bautizada, se centró en tres ejes fundamentales: la soberanía nacional, la equidad social y el desarrollo económico. Torrijos y su equipo priorizaron la educación, salud, vivienda y reforma agraria, con la visión de empoderar al campesino y mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras.
Un logro crucial de su gobierno fue la negociación de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, que devolvieron la soberanía del Canal de Panamá a los panameños. Este hecho consolidó a Torrijos como un héroe nacional y defensor de los intereses panameños frente a las potencias extranjeras, marcando un hito en la lucha por la soberanía territorial.
Un Legado de Igualdad y Justicia Social
El espíritu de la Revolución del 11 de Octubre se caracterizó por su compromiso con la igualdad social. Bajo el mandato de Torrijos, el gobierno fomentó la integración de los sectores más desfavorecidos, estableciendo escuelas, centros de salud y viviendas accesibles para todos los ciudadanos. Se promovió una política de inclusión que buscaba cerrar las brechas entre las élites y los sectores populares.
Además, la reforma agraria, una de las piezas clave de su gobierno, permitió que miles de campesinos accedieran a tierras, lo que cambió drásticamente las condiciones de vida de las áreas rurales. La distribución de tierras no solo ofreció oportunidades de desarrollo económico, sino que también solidificó el respaldo popular al régimen torrijista.
El Liderazgo de Omar Torrijos
Omar Torrijos se consolidó como una figura emblemática del nacionalismo panameño. Su estilo de gobierno fue percibido como cercano al pueblo, con un liderazgo basado en la acción directa y la toma de decisiones rápidas. Bajo su mando, el Estado se fortaleció como protector de los intereses de las mayorías, promoviendo una visión de unidad y progreso.
A pesar de ser un líder militar, Torrijos mantuvo una relación respetuosa con los sectores civiles, promoviendo el diálogo y la participación de diversas corrientes ideológicas. Su legado continúa vivo en el imaginario colectivo panameño, recordado como el líder que devolvió al pueblo el control de su futuro y del Canal de Panamá.
Conclusión: La Revolución que Cambió el Rumbo de Panamá
El 11 de Octubre de 1968 representó un giro radical en la historia de Panamá, un día en el que el pueblo sintió que había recuperado su voz y su futuro. Bajo el liderazgo de Omar Torrijos Herrera, Panamá avanzó hacia la construcción de un país más justo y equitativo, con un fuerte sentido de identidad y soberanía.
La Revolución del Pueblo no solo transformó la estructura económica y política del país, sino que también dejó un legado imborrable en la memoria de los panameños. Hoy, más de cinco décadas después, el espíritu de justicia social y nacionalismo que impulsó ese movimiento sigue vivo, recordado como uno de los momentos más significativos de la historia contemporánea de Panamá.
Por: Benicio Robinson Jr., Diputado de Panamá