Este viernes, el Ejército de Israel confirmó la muerte de Ibrahim Aqil, jefe de Operaciones de Hezbolá, durante un bombardeo aéreo en el suburbio sur de Beirut. Según un comunicado militar, Aqil, junto con otros altos miembros de la Fuerza Radwan, una unidad de élite de Hezbolá, fue asesinado en un ataque dirigido por la Fuerza Aérea israelí.
Aqil, un veterano de Hezbolá desde los años 80, fue señalado por Israel como el principal responsable de la planificación de un ataque denominado «Conquista de Galilea», que tenía como objetivo infiltrarse en comunidades israelíes y asesinar a civiles. Este plan había sido gestado durante años por la organización, que es catalogada como grupo terrorista por la Unión Europea y varios países occidentales.
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, afirmó que Aqil y los demás comandantes llevaban tiempo preparando su ataque, comparándolo con un «7 de octubre» en la frontera norte de Israel. «Llegamos a ellos y llegaremos a cualquiera que amenace la seguridad de los ciudadanos de Israel», subrayó Halevi.
Además de ser el jefe de Operaciones de Hezbolá, Aqil formaba parte del Consejo de la Yihad, el órgano militar principal de la organización. Estados Unidos lo buscaba activamente y ofrecía una recompensa de 7 millones de dólares por información sobre su paradero. Washington también lo acusaba de haber participado en atentados como el ataque contra la embajada de Estados Unidos en Beirut en 1983, donde murieron 63 personas, y en el atentado contra el cuartel de los marines estadounidenses en Líbano, que dejó 241 muertos.
Un ataque con consecuencias
Este ataque ha generado una escalada en las tensiones entre Israel y Hezbolá, en un contexto regional ya de por sí complicado. La confirmación de la muerte de Aqil representa un duro golpe para la organización libanesa, que pierde a uno de sus líderes más influyentes. Mientras tanto, Israel refuerza su compromiso de proteger a sus ciudadanos de cualquier amenaza proveniente de la frontera norte, donde la presencia de Hezbolá ha sido históricamente una preocupación.