Tras semanas de incertidumbre, malos resultados y rumores que amenazaban la estabilidad del Real Madrid, una charla en el vestuario marcó el inicio de la transformación. La derrota europea más dura de la era Ancelotti fue el catalizador de una reunión clave entre jugadores y cuerpo técnico. Luka Modric resumió el sentir del grupo: “No vamos a dejar caer al entrenador”.
La respuesta del equipo no se hizo esperar. En los entrenamientos posteriores, según testigos, “saltaron algo más que chispas”. Este cambio de actitud permitió al equipo retomar la senda competitiva, culminando en la conquista de un nuevo título y la ansiada estabilidad en una temporada llena de altibajos.
El peso de la exigencia madridista
Carlo Ancelotti, con 15 títulos a sus espaldas, entiende mejor que nadie la presión de estar al frente del club más grande del mundo. “Solo vale ganar”, repite constantemente el entrenador italiano, consciente de que el pasado éxito no garantiza el futuro. Este nuevo logro no solo alivió las tensiones, sino que renovó la confianza en un equipo que, por momentos, parecía perdido.