En un despliegue de fuerza naval, la escuadra de la Flota del Norte de la Armada Rusa llevó a cabo ejercicios con lanzamientos virtuales de misiles de alta precisión en el Atlántico, previo a su llegada a Cuba el 12 de junio.
Según informó el Ministerio de Defensa de Rusia, la escuadra integrada por la fragata Gorshkov, el submarino nuclear Kazan, el buque petrolero Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker, practicó «lanzamientos de misiles de alta precisión por medio de modelado cibernético contra objetivos navales».
Los blancos utilizados representaban agrupaciones navales enemigas a más de 600 kilómetros de distancia, en un ejercicio que pone a prueba la capacidad de proyección de poder de la armada rusa.
Días antes, la fragata Gorshkov también realizó ejercicios de defensa antiaérea con sistemas de artillería y misiles antiaéreos, demostrando su preparación para enfrentar diversas amenazas.
La visita de la escuadra a La Habana, confirmada por el gobierno cubano, se enmarca en las «históricas relaciones de amistad» entre Cuba y Rusia, y se adherirá estrictamente a las regulaciones internacionales, según la Cancillería cubana.
A su llegada al puerto de La Habana, la fragata Gorshkov disparará 21 salvas como «saludo a la nación», gesto que será replicado desde las fortalezas de la bahía capitalina. Durante su estancia, los marinos rusos participarán en actividades culturales y recorridos históricos.
Estas maniobras y la visita a Cuba reflejan la creciente presencia naval rusa en el Atlántico y su voluntad de proyectar poder en la región, en un contexto de tensiones geopolíticas globales.