En Panamá, la balanza de la justicia no siempre pesa igual para todos. Mientras cientos de panameños enfrentan condenas implacables y celdas abarrotadas por delitos menores o sin juicio justo, otros, con apellidos pesados, bolsillos profundos y amistades poderosas, logran sortear la prisión como si fuera un simple trámite administrativo.
El caso del empresario Teófilo Gateno es un ejemplo indignante de esta realidad. Vinculado al escandaloso caso de envenenamiento masivo con dietilenglicol, que dejó decenas de muertos y cientos de afectados tras el uso de medicinas distribuidas por la Caja del Seguro Social, Gateno fue inicialmente detenido en una celda de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ). Pero no era cualquier celda. Tenía aire acondicionado, algo impensable para los miles de detenidos hacinados y olvidados en cárceles comunes del país.
Ahora, el Segundo Tribunal Superior le ha concedido un beneficio aún mayor: cambió la medida de detención preventiva por una prohibición de salida del país. No podrá mudarse de domicilio y deberá presentarse quincenalmente ante las autoridades. En resumen: país por cárcel, una medida que suena más a una vacación obligada que a una consecuencia penal por un delito que costó vidas humanas.
La pregunta que muchos panameños se hacen es: ¿qué tan cara debe ser la justicia para que solo algunos puedan comprarla? ¿Cuántas víctimas más se necesitan para que los responsables enfrenten verdaderas consecuencias?
Mientras tanto, jóvenes sin recursos que caen por un celular robado o por una riña callejera enfrentan décadas en prisión sin acceso a defensa digna ni condiciones mínimas. ¿Por qué a ellos no les toca celda con aire acondicionado ni país por cárcel?
La respuesta es dolorosa, pero evidente: en Panamá, la justicia no es ciega, es clasista. Y casos como el de Teófilo Gateno lo confirman con brutal claridad. Hoy, más que nunca, necesitamos una reforma judicial que garantice que las vidas perdidas por negligencia y codicia no sean olvidadas, y que los privilegios de la chequera no compren impunidad.