Este 13 de febrero, Panamá conmemora el natalicio de Omar Torrijos Herrera, un líder cuya huella en la historia nacional sigue más presente que nunca. Aunque físicamente ha desaparecido, su legado sigue marcando la identidad del pueblo panameño y su visión soberana. Su lucha por la recuperación del Canal de Panamá, su compromiso con la justicia social y su defensa de la autodeterminación nacional son pilares que hoy, más que nunca, cobran relevancia en un mundo donde los intereses geopolíticos intentan redefinir el papel de Panamá en el escenario internacional.
Un líder con visión nacionalista
Nacido en 1929, Omar Torrijos no solo fue un militar y gobernante, sino un líder con una visión clara de lo que Panamá debía ser: un país soberano, dueño de su propio destino. Su liderazgo en la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, que aseguraron la reversión del Canal de Panamá a manos panameñas, sigue siendo uno de los hitos más importantes en la historia del país.
Más allá de los tratados, Torrijos consolidó una visión de nación basada en la justicia social, el desarrollo y la equidad. Implementó programas de alfabetización, construyó escuelas en áreas rurales y fortaleció la infraestructura nacional, siempre con la convicción de que Panamá debía crecer para los panameños.
El Canal de Panamá y su vigencia en la actualidad
Hoy, el Canal de Panamá vuelve a ser centro de atención mundial, y las palabras de Torrijos resuenan con más fuerza: «El Canal es nuestro porque así lo decidimos los panameños». La actual presión de actores internacionales, incluidos Estados Unidos y China, por influir en el manejo del Canal, refleja la vigencia del pensamiento nacionalista de Torrijos.
El Presidente estadounidense Donald Trump ha manifestado su interés en que el Canal vuelva a estar bajo control de Estados Unidos, despertando alarmas en Panamá y reavivando el debate sobre la soberanía del país sobre esta vía interoceánica. Sin embargo, la posición de Panamá debe ser clara y firme: la administración del Canal no es negociable. Torrijos luchó para que el Canal fuera panameño, y ese principio debe seguir inquebrantable.
Omar Torrijos y su impacto en la política panameña
A pesar de que su llegada al poder fue a través de un Golpe de Estado, «La Revolución Democrática del 68» como él la llamó, Torrijos mantuvo un fuerte vínculo con el pueblo. No buscó perpetuarse en el poder ni gobernar con mano dura, sino consolidar una nación fuerte y unida. Su política de acercamiento a los sectores populares y su énfasis en el bienestar social lo convirtieron en una figura respetada, incluso por aquellos que no compartían su visión política.
En la actualidad, muchos panameños miran con nostalgia aquel liderazgo nacionalista que priorizaba el interés del país sobre los intereses externos. En un momento donde Panamá enfrenta desafíos en materia económica, social y geopolítica, la falta de un liderazgo con visión de Estado como el de Torrijos se hace evidente.
El nacionalismo torrijista en la actualidad
El concepto de soberanía y nacionalismo que defendió Torrijos sigue vigente en la lucha contra cualquier intento de injerencia extranjera en los asuntos panameños. La disputa por los puertos a orillas del Canal, la administración de los recursos del país y la defensa del interés nacional en negociaciones internacionales son temas que hoy requieren la misma firmeza y claridad que Torrijos demostró en su momento.
Su frase más recordada, «Ni millones ni limosnas, queremos justicia», sigue resonando en la lucha del pueblo panameño por un país más equitativo y justo.
Un legado que vive en el corazón de Panamá
Aunque Omar Torrijos Herrera falleció en 1981, su legado permanece intacto en la historia y el sentimiento nacional. Su visión de Panamá como un país soberano, dueño de su destino y comprometido con el bienestar de su pueblo, sigue siendo la brújula para quienes creen en un Panamá libre de presiones extranjeras y gobernado con dignidad.
En su cumpleaños, recordamos a un líder que, aunque físicamente ausente, sigue vivo en el corazón de Panamá. Porque más allá de su tiempo, Omar Torrijos es un símbolo eterno de la soberanía panameña.