Las primeras negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán desde 2018 han comenzado este sábado en Omán, en un clima de elevada tensión internacional y bajo la sombra de posibles acciones militares si fracasan los acuerdos.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abás Araqchi, llegó a Mascate para establecer las bases de estas conversaciones cruciales, declarando que Irán busca «un acuerdo justo y honorable desde una posición de igualdad». Inmediatamente mantuvo un encuentro con su homólogo omaní, Badr bin Hamad Al Busaidi, para transmitirle la postura iraní.
Desacuerdo sobre el formato del diálogo
Mientras la Casa Blanca ha calificado estas negociaciones como «conversaciones directas», Teherán insiste en que se realizarán a través de la mediación de Omán, evidenciando las discrepancias entre ambas potencias incluso antes del inicio formal de las negociaciones.
La delegación estadounidense está liderada por el emisario para Medio Oriente, Steve Witkoff, en un intento por frenar el programa nuclear iraní que, según los expertos, se aproxima peligrosamente a los niveles de enriquecimiento de uranio necesarios para fabricar armas nucleares.
Amenazas cruzadas
El anuncio sorpresivo de estas conversaciones por parte del presidente Donald Trump el pasado lunes tomó por sorpresa a la comunidad internacional, especialmente después de semanas de retórica belicista entre ambos países.
La tensión escaló cuando Trump advirtió que una acción militar contra Irán es «absolutamente» posible si no se alcanza un acuerdo satisfactorio. Como respuesta, Irán amenazó con expulsar a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), una medida que Washington ha calificado como una «escalada» inaceptable.
Un historial de desconfianza
Este nuevo intento de diálogo ocurre siete años después de que la primera administración Trump retirara a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones económicas.
Desde entonces, Irán ha ido abandonando progresivamente sus compromisos nucleares, aumentando la preocupación internacional sobre sus verdaderas intenciones en materia atómica.
Los analistas consideran que estas negociaciones representan posiblemente la última oportunidad para evitar un conflicto militar de consecuencias imprevisibles en una región ya altamente inestable.