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La organización militante Hamás entregó este jueves los cuerpos de cuatro rehenes israelíes, entre ellos una madre y sus dos hijos pequeños, en un sombrío acontecimiento que ha conmovido profundamente a la sociedad israelí.
Los restos corresponden a Shiri Bibas y sus hijos Ariel, de 4 años, y Kfir, de apenas 9 meses cuando fue secuestrado, además del activista por la paz Oded Lifshitz, de 83 años. Kfir Bibas era el rehén más joven capturado durante los ataques del 7 de octubre.
«Nuestros corazones —los corazones de toda una nación— están hechos pedazos», declaró el presidente israelí Isaac Herzog, quien pidió perdón en nombre del Estado por no haber podido proteger a las víctimas ni devolverlas con vida a sus hogares.
La entrega se realizó en Gaza, donde militantes mostraron cuatro ataúdes negros en un acto público antes de transferirlos a la Cruz Roja para su entrega a las autoridades israelíes. El Ejército israelí planea realizar una ceremonia fúnebre privada antes de proceder con la identificación formal mediante pruebas de ADN, un proceso que podría durar hasta dos días.
Una familia que se convirtió en símbolo
La historia de la familia Bibas había capturado la atención nacional. Un video grabado el día del ataque mostró a una aterrorizada Shiri sosteniendo a sus hijos mientras eran llevados a Gaza. Su esposo, Yarden Bibas, quien fue capturado por separado, fue liberado este mes después de 16 meses en cautiverio.
La sociedad israelí se había movilizado en apoyo a la familia, vistiendo de naranja en referencia al cabello pelirrojo de los niños. Incluso se compuso una canción infantil en su honor, mientras sus familiares celebraban los cumpleaños de los pequeños en su ausencia.
Implicaciones para el alto el fuego
Esta entrega ocurre en un momento crucial para las negociaciones del alto el fuego. Hamás ha indicado que liberará a seis rehenes vivos el sábado a cambio de prisioneros palestinos, y entregará cuatro cuerpos más la próxima semana, completando la primera fase del acuerdo.
Sin embargo, el futuro del alto el fuego permanece incierto. Hamás mantiene aproximadamente 60 rehenes, de los cuales se cree que la mitad han fallecido. El grupo exige un alto el fuego permanente y una retirada completa de Israel para liberar a los cautivos restantes, condiciones que chocan con el objetivo declarado de Netanyahu de destruir las capacidades militares de Hamás.
El conflicto ha cobrado un alto precio humano: más de 48,000 palestinos han muerto según el Ministerio de Salud de Gaza, mientras que el ataque inicial de Hamás resultó en aproximadamente 1,200 muertes israelíes y el secuestro de 251 personas.
