El reciente asesinato de Brian Thompson, CEO de United Healthcare, en las calles de Nueva York ha generado un debate polarizado sobre los problemas del sistema de salud en Estados Unidos. Captado por cámaras de seguridad, el ataque mostró a un tirador actuar con una precisión y calma inquietantes, lo que ha llevado a comparaciones con personajes de películas y videojuegos.
Un acto de venganza que trasciende lo personal
Las investigaciones preliminares señalan que el motivo del asesinato podría estar relacionado con las prácticas de United Healthcare, una de las aseguradoras más criticadas por negar tratamientos y reclamos médicos. Este caso pone de manifiesto un problema estructural: la percepción de que las corporaciones de salud priorizan sus ganancias sobre el bienestar de las personas.
Además, el crimen está cargado de simbolismo. Los casquillos de bala hallados en la escena tenían inscritas palabras como «retrasar» y «negar», términos asociados a las políticas de rechazo de reclamaciones médicas, lo que refuerza la hipótesis de un acto de venganza deliberado.
Reacciones polarizadas en redes sociales
El asesinato provocó un tsunami de reacciones en redes sociales, desde indignación hasta memes que ironizaban sobre la muerte de Thompson. Algunos vieron en este acto una suerte de «justicia poética», mientras otros condenaron la glorificación de la violencia. Figuras como la escritora Nancy Rommelmann advirtieron sobre los peligros de romantizar un acto tan extremo, señalando que estas narrativas distorsionan la percepción de justicia.
La línea borrosa entre ficción y realidad
El caso recuerda películas como Léon: The Professional o videojuegos como Hitman, donde los protagonistas actúan como justicieros calculadores. Sin embargo, la fascinación cultural por este tipo de historias refleja un descontento más profundo: el sentimiento de desamparo ante instituciones que no cumplen su misión.
El asesinato de Thompson no solo expone una falla en la seguridad corporativa, sino también una fractura en el tejido social. Si bien nada justifica este tipo de violencia, su impacto trasciende lo individual, planteando preguntas incómodas sobre la relación entre justicia, deshumanización y desigualdad en el acceso a la salud.