La base Elmendorf-Richardson en Alaska se convierte hoy en el epicentro diplomático mundial. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se reúnen para tratar de definir el futuro de la guerra que enfrenta a Ucrania con Rusia. El encuentro llega tras más de tres años de conflicto, con miles de muertos y una Europa en tensión constante.
La «Cumbre de Alaska» es vista como una última oportunidad para acercar posturas entre Moscú y Washington. Si el encuentro resulta exitoso, Trump convocará a Volodimir Zelensky, presidente ucraniano, para una reunión tripartita junto a Putin, con el objetivo de establecer una hoja de ruta para un posible armisticio final entre Kyiv y Moscú. En caso de fracaso, Trump no dudará en terminar la sesión abruptamente, como ya señaló.
Exigencias y posiciones contrapuestas
Putin llega a la negociación exigiendo la soberanía rusa sobre Donetsk, Luhansk, Kherson, Zaporizhzhia y Crimea, mientras que Zelensky, Europa y ahora el propio Trump rechazan esta pretensión territorial, defendiendo que ninguna tregua puede convertirse en “botín de guerra” para el Kremlin. Trump ha consensuado su estrategia con líderes como Macron (Francia), Merz (Alemania), Meloni (Italia) y Starmer (Reino Unido), buscando asegurar que cualquier acuerdo respete la integridad ucraniana y no otorgue legitimidad a las conquistas rusas.
Delegaciones y detrás de escena
Putin llega acompañado de sus principales asesores en política internacional y economía, apostando no solo por la paz, sino también por negociar un eventual levantamiento de sanciones contra Rusia. Por su parte, Trump está flanqueado por los máximos funcionarios republicanos, en busca de consolidar su imagen de “negociador de la paz” y, quizá, de candidato al Nobel.
Las expectativas sobre el resultado del encuentro son altas. Trump reconoció ayer que estima un 75% de posibilidades de avanzar hacia el armisticio, aunque mantiene reservas sobre la flexibilidad de Putin en la mesa de negociación. Si hay avances, la cumbre podría dar paso a nuevas rondas de diálogo más amplias, incluyendo finalmente a Zelensky.
Importancia de Alaska
La elección de Alaska como sede es estratégica y simbólica. Por su cercanía a Rusia, proporciona seguridad a Putin, que viaja bajo riesgo de detención internacional, y representa un terreno neutral donde históricamente ambas potencias han negociado y hasta intercambiado territorios, como en la célebre venta de Alaska por parte del Imperio Ruso a Estados Unidos en 1867. Es un escenario donde el cambio de fronteras ha sido moneda de negociación, exactamente como se discute hoy respecto a Ucrania.
Conclusión
El futuro de la guerra entre Ucrania y Rusia depende de las decisiones que se tomen en Alaska. Trump y Putin se enfrentan a la oportunidad de sentar las bases para la paz o, si fracasan, a consolidar un estancamiento bélico con impactos globales. El desenlace influirá en el tablero de la seguridad europea y la estabilidad mundial.