El reciente cese al fuego entre Israel y El Líbano, negociado por la administración de Joe Biden con apoyo del equipo de transición de Donald Trump, marca el inicio de un ambicioso plan estratégico para redefinir el equilibrio de poder en Medio Oriente. Este acuerdo, con una tregua inicial de 60 días, busca debilitar la influencia de Hezbollah, contener a Irán y preparar el terreno para una transición política en el Líbano.
Hezbollah en retirada: el punto de inflexión
La ofensiva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) fue clave para abrir una ventana de negociación. Durante semanas, Israel debilitó significativamente la capacidad bélica de Hezbollah al eliminar a sus principales líderes, destruir arsenales y cortar las líneas de suministro provenientes de Siria. Esto permitió que el primer ministro libanés, Najib Mikati, aceptara una tregua avalada por Estados Unidos, Francia y Alemania.
El gobierno libanés, que anteriormente estaba dominado por Hezbollah como un proxy de Irán, enfrenta ahora la oportunidad de recuperar su soberanía con apoyo del G7, que ha prometido fondos para la reconstrucción del país, incluida la devastada Beirut.
Un plan geopolítico con alcance militar
El cese al fuego establece que:
- Israel retirará sus tropas del sur del Líbano.
- Hezbollah se moverá al norte del río Litani.
- El ejército libanés tomará el control del territorio.
A diferencia del acuerdo de 2006, este plan incluye la participación directa de Estados Unidos, que proporcionará tropas, armamento e inteligencia para garantizar que Hezbollah no pueda reconstruir su infraestructura en el sur del Líbano.
Además, el Comité de Seguimiento, integrado por Estados Unidos y Francia, supervisará cualquier amenaza futura. Si Hezbollah intenta rearmarse o atacar a Israel, el acuerdo permite una intervención militar inmediata con apoyo internacional.
Repercusiones para Hamas e Irán
El debilitamiento de Hezbollah deja a Hamas más aislado en Gaza, donde aún retiene a más de 100 rehenes. El plan de Biden, apoyado por Trump, incluye una presión militar continua sobre Hamas, mientras Netanyahu redirige tropas desde El Líbano hacia Gaza. Esta estrategia busca no solo la liberación de los rehenes, sino también el desmantelamiento total del grupo terrorista.
Irán, por su parte, pierde influencia directa en el Líbano con la retirada de Hezbollah. El G7 se ha comprometido a bloquear cualquier intento de reconstrucción militar o política por parte de Teherán, mientras se promueve una transición democrática en el Líbano.
Un nuevo orden para Medio Oriente
Este plan, respaldado por el G7, representa un esfuerzo conjunto para estabilizar una región marcada por décadas de conflictos. Con la reconstrucción del Líbano en marcha, el desmantelamiento de Hezbollah y una presión coordinada sobre Hamas, Estados Unidos y sus aliados buscan establecer un nuevo equilibrio que limite la influencia de Irán y garantice la seguridad de Israel.