Los persistentes ataques de drones ucranianos contra la infraestructura petrolera y gasística rusa están teniendo un impacto significativo, neutralizando aproximadamente una quinta parte de su capacidad de producción de combustible. Esta situación crítica ha provocado problemas de abastecimiento, un aumento en los precios de la gasolina y la imposición de vetos a las exportaciones para estabilizar el mercado interno. Más de una docena de refinerías en diversas regiones rusas, junto con oleoductos clave como el Druzhba y terminales portuarias como Ust-Lugá, han suspendido sus operaciones tras ser blanco de drones y misiles ucranianos.
Según fuentes independientes, Kiev habría bloqueado entre el 17% y el 21% del potencial de procesamiento ruso, una cifra que el gobierno ruso ha mantenido en silencio. Los ataques, que comenzaron a principios de 2024, se han intensificado con el objetivo de desabastecer la maquinaria de guerra rusa. Las fuerzas ucranianas han logrado dañar refinerías como Afípskaya y Slaviánskaya en Krasnodar, y las plantas Kúibishevskaya y Novokúibishevskaya en Samara. La refinería de Novoshájtinsk en Rostov también sufrió un incendio prolongado tras el impacto de un dron.
La refinería Kúbishevskaya, con una capacidad de procesamiento de 7 millones de toneladas anuales (aproximadamente 140.000 barriles diarios), es un ejemplo de la magnitud del impacto. En 2024, esta planta produjo 800.000 toneladas de gasolina y 1,4 millones de toneladas de diésel, además de otros derivados.
Esta situación ha afectado los precios de la gasolina en Rusia, que han experimentado un alza, alcanzando niveles de entre 57,88 y 64,96 rublos por litro (0,73-0,82 dólares por litro). Se anticipa un incremento adicional en septiembre. A pesar de las declaraciones del Kremlin que aseguran la estabilidad del mercado de combustible, el gobierno ruso ha prohibido la exportación de gasolina hasta finales de octubre. Esta medida, que ya se implementó en septiembre de 2023 y se extendió hasta agosto de 2024, busca controlar los precios internos.
El aumento de los precios del combustible en el mercado internacional ha incentivado a las empresas rusas a incrementar las exportaciones, lo que ha provocado un alza en los precios internos. Según el Instituto de Estudios de la Guerra (ISW), el aumento de los precios de la gasolina, las políticas crediticias del Banco Central ruso y el aumento de pagos a militares y empleados del sector industrial militar ruso podrían conducir a un incremento de la inflación, una caída del poder adquisitivo, una devaluación del rublo y una inestabilidad macroeconómica en Rusia.
Ucrania también ha apuntado al oleoducto Druzhba, que suministra crudo a Hungría y Eslovaquia. En las últimas semanas, se han registrado cuatro ataques contra estaciones de bombeo del oleoducto, incluyendo un incidente reciente en la región de Briansk. Estos ataques han generado tensiones con Hungría, que depende de esta infraestructura y ha calificado los ataques como agresiones contra su seguridad energética y soberanía nacional.
Los ataques a infraestructuras clave como el oleoducto Druzhba y la terminal portuaria de Ust-Lugá han reducido las exportaciones de crudo ruso a 2,72 millones de barriles diarios a finales de agosto, una disminución de 320.000 barriles diarios en comparación con mediados de mes. La campaña ucraniana continúa desafiando la capacidad de Rusia para mantener su producción y exportación de energía, crucial para la financiación de su guerra.