Un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison ha desarrollado una fórmula innovadora que permite que el helado mantenga su forma durante más tiempo, incluso en condiciones de calor extremo. Este avance, liderado por el estudiante de doctorado Cameron Wicks, utiliza polifenoles naturales para estabilizar el helado sin afectar su sabor original.
En un logro sin precedentes, científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison han creado un helado que no se derrite rápidamente, gracias a la incorporación de polifenoles, compuestos naturales presentes en plantas como el té y las bayas. El estudio, dirigido por Cameron Wicks, ha demostrado que estos compuestos pueden mantener el helado sólido por al menos cuatro horas a temperatura ambiente.
«Hemos descubierto que añadiendo polifenoles al helado se puede crear un producto que mantiene su forma durante más de cuatro horas a temperatura ambiente», explicó Wicks en un comunicado. Estos polifenoles interactúan con las grasas y proteínas del helado, aumentando su viscosidad y estabilizando la mezcla sin recurrir a químicos sintéticos. «Los polifenoles hacen que la mezcla sea más espesa y estable, manteniendo la cremosidad del helado», añadió.
Aunque el proyecto enfrenta el desafío de determinar la cantidad exacta de polifenoles necesaria para mantener la estabilidad del helado sin comprometer su sabor, este descubrimiento podría revolucionar la industria. «Es necesario seguir investigando para encontrar la cantidad exacta de polifenoles que mantenga estable el helado sin afectar a su sabor», comentó Wicks.
Expertos citados por Business Insider creen que esta innovación podría ofrecer una alternativa más natural a los estabilizantes convencionales. En pruebas de laboratorio, se observó cómo los polifenoles ayudaban a mantener la forma del helado durante más tiempo. «Los polifenoles parecen tener un efecto similar al de los estabilizadores que ya se utilizan en el helado», mencionó Wicks, sugiriendo una opción más saludable para la industria alimentaria.
Más allá de la experiencia del consumidor, este avance tiene implicaciones significativas para la distribución de alimentos en áreas con acceso limitado a la refrigeración. «Si se puede comprender toda la ciencia que hay detrás, se pueden hacer alimentos mejores, más sostenibles y se pueden crear mejores sistemas que alimenten al mundo», concluyó Wicks.
Este descubrimiento podría cambiar para siempre la forma en que disfrutamos el helado, ofreciendo un producto más resistente al calor y potencialmente beneficioso para la salud. La investigación continúa, con el objetivo de perfeccionar esta fórmula innovadora y llevarla al mercado en un futuro próximo.
Este hallazgo no solo mejora la experiencia de consumo de helado, sino que también abre la puerta a nuevas posibilidades en la industria alimentaria en términos de sostenibilidad y eficiencia en el transporte. La expectativa ahora recae en cómo este avance podría integrarse en otros productos y contribuir a una alimentación más sostenible y saludable.