La NASA y la Agencia Espacial Europea han decidido utilizar el telescopio espacial James Webb para estudiar el asteroide 2024 YR4, cuya probabilidad de impacto contra la Tierra en 2032 ha aumentado al 2,1%, generando preocupación en la comunidad científica internacional.
El objeto espacial, descubierto el 27 de diciembre de 2024, será observado en marzo y mayo mediante el potente telescopio, en un esfuerzo por determinar con precisión su tamaño, que podría oscilar entre 40 y 90 metros de diámetro, y su trayectoria exacta.
«La probabilidad de impacto es muy escasa hoy y el asteroide es lo suficientemente pequeño como para que los efectos sean a escala local, pero la situación justifica la atención de la comunidad global de defensa planetaria», explicó la ESA en un comunicado reciente.
Un equipo liderado por Andy Rivkin, de la Universidad Johns Hopkins, ha conseguido cuatro valiosas horas de observación con el Webb, un recurso altamente demandado. Las observaciones son especialmente cruciales ya que el asteroide desaparecerá del campo visual terrestre desde abril hasta 2028.
El caso ha alcanzado un nivel 3 en la escala de Turín, que mide la probabilidad y gravedad de impactos de objetos espaciales, siendo la segunda clasificación más alta de la historia. Solo el asteroide Apophis alcanzó brevemente un nivel superior en 2004, antes de ser reclasificado como inofensivo.
Actualmente, el asteroide se encuentra a más de 65 millones de kilómetros de la Tierra y se está desvaneciendo rápidamente. Los científicos estiman que hay un 98% de posibilidades de que pase de largo sin incidentes, pero las próximas observaciones serán decisivas para reducir la incertidumbre sobre su trayectoria.
Las agencias espaciales utilizarán el instrumento MIRI del telescopio Webb para analizar el calor que emite el asteroide, lo que permitirá una mejor estimación de su tamaño real y características. Los datos recopilados serán fundamentales para evaluar el riesgo potencial y considerar estrategias de mitigación si fueran necesarias.