Venta financiera explosiva
En julio de 2025, Banco Delta anunció que Venasty Assets, Corp., liderada por Juan E. Melillo y Sergi Lucas Fernández, ha acordado adquirir una participación mayoritaria en la casa matriz, Grupo Bandelta Holding Corp. (GBHC) —debiendo aún recibir la aprobación de la Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP).
El objetivo declarado: “capitalización del Banco”, con una inyección de capital, emisión de acciones ordinarias y acceso a conocimientos en gobernanza, transformación digital e inclusión financiera.
¿Quién es Juan E. Melillo?
Protagonista del nuevo concentrado accionario, Melillo no llega como desconocido: durante el gobierno de Nito Cortizo, ocupó un cargo vital como gerente en la Caja de Ahorros, y mantiene una amistad personal con la familia Cortizo, así como cercanía con Gabriel Carrizo
El Capital Financiero
Para muchos, esto levanta sospechas de un círculo cerrado de poder, con influencia detrás del telón.
El segundo socio mayoritario: Sergi Lucas Fernández ¿una sombra andorrana?
Aunque el anuncio oficial se enfoca en Melillo, circulan rumores sobre que Lucas el otro vinculado a la Banca D’Andorra, con presencia en Panamá desde al menos 2009. Esta entidad viene mal vista por su presunto involucramiento en operaciones de lavado de dinero para políticos latinoamericanos, incluyendo mexicanos. Esa asociación añade un toque de escándalo financiero internacional al entramado bancario panameño.
Comunicados que retumban
Financiero News destacó que Venasty Assets “tomará el control”, sujeto a SBP.
La Prensa informó que la operación busca “capitalizar y transformar” Banco Delta.
En un comunicado oficial de GBHC, se alerta sobre la emisión de acciones comunes que le darían posición de control a Venasty.
Las sombras del poder: Melillo, amigo de Cortizo y Carrizo, vuelve al ojo del huracán.
El Lucas Fernández: El segundo socio con vínculos a una de las Bancas más señaladas del Planeta La Andorrana
¿Gobernanza renovada o reciclaje de amiguismos regresando bajo otro nombre?
Reflexión final
¿Qué estamos viendo realmente? ¿una reinvención digital y modernización de banco 100% panameño, o un salvataje con olor a nepotismo y sospechas de lavado? Sólo el tiempo y la investigación profunda, especialmente sobre la conexión andorrana, lo dirán.
Conclusión:
La compra de Banco Delta por parte de Melillo y Lucas desata incógnitas clave: influencias políticas, capital opaco y la posibilidad de que la banca panameña esté entrando en una nueva era… pero con un pasado que podría salir a la luz.