A partir del 7 de agosto de 2025, los nuevos aranceles impuestos por el presidente Donald Trump han entrado oficialmente en vigor, marcando un punto de inflexión en la política comercial mundial y desatando tensiones entre Estados Unidos y sus principales socios. Esta ofensiva arancelaria afecta a decenas de países, con tasas que oscilan entre el 10% y el 41%, y penalizaciones máximas a naciones como India, Brasil, Siria y Suiza, así como medidas especiales para sectores estratégicos como los chips, semiconductores y productos farmacéuticos.
¿Cuáles son los países más afectados y qué productos están en la mira?
Estados Unidos aplica un arancel mínimo del 10%, vigente desde abril, para países con superávit comercial a favor de EE.UU. En cambio, desde la madrugada del 7 de agosto, los socios con los que hay déficit comercial enfrentan gravámenes diferenciados:
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15%: Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Costa Rica, Bolivia, Ecuador, Venezuela.
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18%: Nicaragua.
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20%: Taiwán, Vietnam, Bangladesh.
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25%: Moldavia, Túnez, Kazajistán e India (que subirá al 50% a finales de agosto debido a la compra de petróleo ruso).
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30%: Sudáfrica, Libia, Bosnia y Herzegovina.
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35%: Canadá (para productos fuera del USMCA).
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39%: Suiza.
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40%: Laos, Myanmar.
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41%: Siria, el país más penalizado.
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50%: Brasil (café, carne, cuestión también política por el juicio a Bolsonaro).
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100%: Chips y semiconductores, salvo que se fabriquen en territorio estadounidense.
Solo México ha conseguido una prórroga de 90 días para negociar las condiciones, aunque sus exportaciones ya enfrentan un 25% salvo aquellas protegidas por el T-MEC (USMCA).
Contexto político y económico de la medida
El objetivo declarado de Trump es “reestructurar el comercio en beneficio de los trabajadores estadounidenses” y combatir déficits comerciales históricos. Trump busca así trasladar la producción extranjera al territorio de EE.UU. y presiona para que la UE, Japón y Corea del Sur realicen grandes inversiones directas. El mandatario ha anunciado que los medicamentos importados también estarán sujetos a fuertes aranceles progresivos, hasta llegar al 250% en el plazo de dos años.
La nueva política genera inquietud por su posible impacto en precios, especialmente en alimentos y bienes de consumo—un 83% de los estadounidenses está preocupado por un incremento en los precios, vinculado directamente a las tarifas según la mayoría de los economistas. Como posible compensación, Trump sugirió la creación de un “reembolso” para consumidores afectados por el alza de precios, aunque sin detalles claros de implementación.
Reacciones y consecuencias globales
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La Comisión Europea y varios gobiernos han expresado su preocupación y buscan renegociar las tasas impuestas; el acuerdo con la UE sigue sin cerrarse.
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Empresas globales de sectores como la tecnología, agroalimentación y farmacia prevén una escalada de precios y tensiones logísticas sustanciales.
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Los nuevos aranceles constituyen la mayor ola de proteccionismo desde 1933, generando comparaciones históricas sobre el riesgo de una recesión global similar a la Gran Depresión.