La Reserva Federal (Fed) ha decidido mantener sin cambios su tasa de interés de referencia, situándola en torno al 4,3%, por quinta vez en lo que va de año. Esta decisión se produce a pesar de las persistentes presiones del expresidente Donald Trump para que se produzca una rebaja en los tipos, una medida que, según él, impulsaría aún más la economía estadounidense. El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha manifestado en repetidas ocasiones que los aranceles impuestos por la administración Trump complican la toma de decisiones, ya que generan incertidumbre sobre su impacto real en la inflación y el crecimiento económico.
Aunque la inflación general ha aumentado ligeramente debido a estos aranceles, el impacto ha sido menor de lo esperado por muchos economistas. Sin embargo, dentro de la Fed, existen divisiones sobre la política monetaria a seguir. Los gobernadores Christopher Waller y Michelle Bowman votaron a favor de una reducción de las tasas, mientras que la mayoría del comité, incluyendo a Powell, optó por mantener la postura actual. Esta disensión interna es la primera vez en más de tres décadas que dos de los siete gobernadores votan en contra de la decisión mayoritaria.
La decisión de no recortar las tasas podría intensificar el conflicto entre la Fed y la Casa Blanca, ya que Trump ha insistido en que se reduzcan los costos de los préstamos para estimular la economía. Trump argumenta que, dado el buen desempeño económico, las tasas deberían ser más bajas. No obstante, la Fed ajusta las tasas para controlar el crecimiento económico y prevenir la inflación, por lo que es probable que las mantenga altas si la economía es fuerte.
El mismo día del anuncio de la Fed, se informó que la economía creció a un ritmo anual del 3% en el segundo trimestre, aunque esta cifra contrasta con la contracción del 0,5% en el primer trimestre. Los economistas promedian estas cifras para obtener una tasa de crecimiento de aproximadamente el 1,2% para la primera mitad del año.
Parte del desacuerdo sobre las tasas también podría estar relacionado con la competencia para suceder a Powell, cuyo mandato finaliza en mayo de 2026. Waller ha sido mencionado como un posible candidato para reemplazarlo. Bowman, por su parte, ya había disentido en septiembre de 2024, cuando la Fed redujo su tasa clave en medio punto, argumentando que la inflación aún superaba el 2,5%.
Waller ha indicado que apoya la reducción de tasas debido a la desaceleración del crecimiento y la contratación, buscando evitar una economía más débil y un aumento del desempleo. En junio, siete miembros del comité de la Fed señalaron que preferían mantener las tasas sin cambios hasta fin de año, mientras que otros apoyaron más recortes. En general, las previsiones trimestrales de la Fed sugieren que se recortarán las tasas dos veces este año.
Con solo tres reuniones de política monetaria restantes este año, algunos economistas predicen un recorte en septiembre. Los inversores de Wall Street también anticipan recortes en septiembre y diciembre, según los precios de futuros. Históricamente, los recortes de la Fed suelen traducirse en costos de préstamos más bajos para hipotecas, automóviles y tarjetas de crédito.
Algunos economistas comparten las preocupaciones de Waller sobre el mercado laboral, señalando que, excluyendo la contratación gubernamental, la economía agregó solo 74.000 empleos en junio. Michael Feroli, economista de JPMorgan Chase, sugiere que las disensiones dentro de la Fed podrían estar más relacionadas con las aspiraciones de algunos miembros de liderar la institución en el futuro que con las condiciones económicas actuales.
La reunión de la Fed se produce tras una semana de interacciones con la Casa Blanca, que ha criticado a Powell por la gestión de una renovación de 2.500 millones de dólares de dos edificios de oficinas. Trump incluso sugirió que el aumento de costos podría ser un «motivo de despido», aunque luego matizó esta afirmación.