Wall Street vivió una mañana de pánico este lunes, cuando un fallo técnico en la Bolsa de Nueva York mostró una caída aparente del 99,97% en las acciones de clase A de Berkshire Hathaway, el gigante conglomerado de Warren Buffett. Un derrumbe casi total que desafía la solidez de esta empresa insignia de la inversión sensata.
La inexplicable debacle no solo afectó a la compañía del «Oráculo de Omaha», sino que también provocó bajas drásticas en los papeles de otras 27 firmas, como Barrick Gold y Nuscale Power. Ante el caos, la Bolsa neoyorquina se vio obligada a suspender las operaciones de estos valores.
En un comunicado, la NYSE informó que estaba investigando un problema técnico relacionado con los mecanismos de bandas de limitación, diseñados para detener las acciones en caso de volatilidad excesiva. Un error que sembró el pánico entre los inversores, quienes vieron desplomarse una de las compañías más respetadas del mercado.
Aunque la negociación de las acciones clase B de Berkshire Hathaway se mantuvo con una caída menor al 1%, el susto fue mayúsculo. En días normales, los títulos clase A de la empresa de Buffett alcanzan precios estratosféricos, llegando a un máximo histórico de $634,440 el pasado 28 de marzo.
Este descomunal valor se debe a la filosofía del legendario inversionista, quien nunca ha dividido las acciones para atraer a accionistas de largo plazo que utilicen sus títulos como «cuentas de ahorro».
Aunque la Bolsa de Nueva York logró restablecer el orden, el incidente siembra dudas sobre la confiabilidad de los sistemas de operación bursátiles. ¿Estará a salvo el imperio de Warren Buffett? Los inversores aguardan respuestas.