Cobre Panamá: El Renacer de una Oportunidad Nacional

Cobre Panamá: El Renacer de una Oportunidad Nacional

Por Aldo López Tirone

Hace dos años Panamá vivió una de las crisis sociales más intensas de su historia reciente. La mina de Donoso, conocida mundialmente como Cobre Panamá, se convirtió en el epicentro de un debate que mezcló emociones, temores, desinformación y legítimas preocupaciones. El país se detuvo, los ánimos se polarizaron y la minería se convirtió en un enemigo simbólico al que muchos culparon de todos los males nacionales.

Hoy, el tiempo nos exige madurez. Nos exige objetividad. Nos exige pensar como nación.

Porque mientras Panamá cerró puertas, el mundo avanzó, y la realidad se impone: La minería responsable no es el problema; es parte de la solución.

La verdad que pocos quieren decir

La decisión de cerrar Cobre Panamá tuvo un costo humano silencioso: miles de familias quedaron sin trabajo, cientos de negocios locales se desplomaron y regiones enteras que dependían de la actividad minera quedaron en incertidumbre. No estamos hablando solo de minería; estamos hablando de Panamá real, el que vive del sudor, del esfuerzo y de la oportunidad.

Hoy, al hablar de reabrir la mina, no se está defendiendo a una empresa.

Se está defendiendo a la gente.

La minería responsable genera empleo digno, impulsa industrias locales, abre caminos, electrifica comunidades, desarrolla puertos, carreteras y servicios que, de otro modo, nunca llegarían. Esa es la minería moderna, la minería que el mundo exige, la minería que Panamá puede y debe liderar.

La economía lo sabe, aunque muchos no quieran admitirlo

Cobre Panamá representaba cerca del 5% del PIB nacional, convirtiéndose en una de las actividades económicas más importantes del país. Significaba miles de empleos directos y decenas de miles indirectos.  Significaba inversión, impuestos, regalías, divisas y estabilidad.

El cierre no golpeó solo a Donoso; golpeó a todo Panamá.

Hoy, cuando vemos al país enfrentando falta de empleo, crecimiento lento y exigencias sociales cada vez mayores, a reapertura de Cobre Panamá se convierte en un acto de sentido común económico.

Los países con visión no se avergüenzan de aprovechar sus recursos naturales; los administran con responsabilidad y transparencia. Panamá no puede darse el lujo de renunciar a un motor económico que muchas naciones envidiarían.

Minería responsable: la única forma aceptable de avanzar

Quienes piensan en minería imaginan el pasado: contaminación, abandono, explotación. Pero el mundo cambió.
Hoy existe un modelo probado globalmente: *minería responsable*, una que:

  • protege ecosistemas,
  • usa tecnología de punta,
  • cumple estrictas normas internacionales,
  • sigue auditorías ambientales independientes,
  • rehabilita suelos y bosques,
  • y opera en transparencia.

Cobre Panamá ya había demostrado avances en esta dirección, y hoy, con mayor supervisión, mayor regulación y mayor conciencia social, puede convertirse en un ejemplo para América Latina.

Panamá tiene la oportunidad histórica de no repetir errores, de hacerlo bien, de obligar a que cada proceso cumpla estándares mundiales, y de que cada beneficio realmente llegue a las comunidades.

El empleo no es un capricho: es dignidad

Detrás de cada casco amarillo hay un padre, una madre, un joven con sueños, una familia que necesita estabilidad.

La minería no es solo un trabajo; para miles es la diferencia entre la esperanza y la desesperanza.

Cuando un país le cierra la puerta al trabajo, abre la puerta a la pobreza.
Cuando un país apuesta por el empleo digno, comienza una cadena de prosperidad.

Reabrir la mina es reabrir oportunidades: para los panameños, para las empresas locales, para los profesionales, para los emprendedores, para el país entero.

El llamado a la sensatez nacional

Panamá no necesita más divisiones, necesita soluciones.  No necesita más discursos de miedo, necesita decisiones valientes basadas en datos, en futuro, en bienestar colectivo.

La reapertura de Cobre Panamá, bajo un modelo de minería responsable y estrictamente regulada, no es un retroceso: es un paso adelante hacia la estabilidad y el progreso.

Hoy tenemos la oportunidad de demostrar que un país pequeño puede tomar decisiones grandes, que podemos convertir una crisis en un renacer, y que la riqueza natural no es una maldición, sino una oportunidad para transformar vidas.

Una nueva historia para Panamá

Panamá debe escribir un capítulo distinto.  Un capítulo donde el desarrollo sostenible convive con la protección ambiental.  Donde la inversión responsable convive con la transparencia.  Donde la minería responsable convive con el bienestar social.

El país que queremos construir para nuestros hijos no se levanta con prohibiciones, miedos o discursos vacíos.

Se levanta con oportunidades.
Se levanta con empleo.
Se levanta con visión.
Se levanta con decisión.

Cobre Panamá no es simplemente una mina.  Es una oportunidad.  Es un renacer.  Es el momento de Panamá.

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