Donald Trump ha lanzado una advertencia contundente al comercio internacional, amenazando con imponer aranceles de hasta el 40% a 14 países de Asia y África a partir del 1 de agosto. Esta medida, comunicada a través de cartas formales enviadas a los gobiernos involucrados, ha generado preocupación y ha impulsado a algunos países a buscar acuerdos para evitar el impacto económico.
Entre los países afectados se encuentran Corea del Sur, Japón, Indonesia, Camboya, Birmania, Laos, Tailandia, Malasia, Bangladés, Kazajistán, Sudáfrica, Túnez, Serbia y Bosnia. Muchos de estos países mantienen lazos comerciales significativos con Estados Unidos y dependen de la exportación de productos clave para sus economías. La imposición de aranceles adicionales podría tener consecuencias negativas en el empleo y el crecimiento económico de estas naciones.
Corea del Sur, que ya ha enfrentado aranceles en los sectores del acero y automotriz, ahora se enfrenta a un posible recargo del 25% en el resto de sus exportaciones. A pesar de esto, el gobierno surcoreano mantiene una postura cautelosa y confía en llegar a un acuerdo antes de la fecha límite.
Japón, un importante inversor extranjero en Estados Unidos, también se ha visto afectado por la ofensiva arancelaria. Tras enfrentar tasas del 25% en su industria automotriz, ahora se enfrenta a la posibilidad de aranceles «recíprocos» del 25%. El gobierno japonés busca preservar el acceso de sus productos al mercado estadounidense sin ceder demasiado en las negociaciones.
Indonesia ha respondido a la amenaza de aranceles del 32% con una estrategia pragmática. El ministro de Economía, Airlangga Hartarto, ha declarado la intención de aumentar las importaciones agrícolas y energéticas procedentes de Estados Unidos como una forma de alcanzar un acuerdo.
En el sudeste asiático, países como Camboya, Birmania y Laos se encuentran entre los más vulnerables a la nueva política arancelaria. Camboya, que enfrentaba un arancel del 49%, ahora se enfrenta a uno del 36%, lo que sigue representando una carga significativa para su economía dependiente de fábricas de propiedad china. Birmania y Laos, que dependen en gran medida de las inversiones chinas, enfrentan gravámenes del 40%.
Tailandia también está en la lista de países amenazados, con la posibilidad de aranceles del 36%. El gobierno tailandés ha propuesto mejorar el acceso de productos agrícolas e industriales estadounidenses a su mercado y aumentar las compras en los sectores energético y aeroespacial.
Malasia, cuya economía está dividida entre la influencia de China y Estados Unidos, se enfrenta a un arancel del 25%. El gobierno malasio ha expresado su compromiso de continuar el diálogo con Washington para alcanzar un acuerdo comercial «equilibrado, mutuamente beneficioso y global».
Bangladés, un importante productor textil, podría verse afectado por aranceles del 35%. La industria textil es el motor principal de la economía de Bangladés, y cualquier restricción al acceso al mercado estadounidense tendría consecuencias directas sobre el empleo y el crecimiento económico.
La lista de países afectados se completa con Kazajistán (25%), Sudáfrica (30%), Túnez (25%), Serbia (35%) y Bosnia (30%). Todos ellos han recibido cartas formales de Washington notificándoles sobre la posible entrada en vigor de los nuevos aranceles.
La estrategia de Trump se enmarca en una política comercial más amplia orientada a reducir el déficit comercial de Estados Unidos y proteger a las industrias nacionales frente a la competencia extranjera. Sin embargo, la imposición de aranceles de hasta el 40% representa un desafío considerable para los países afectados, muchos de los cuales dependen de las exportaciones a Estados Unidos para sostener el crecimiento económico y el empleo.