En tiempos de desafíos múltiples, el país necesita más que discursos: necesita dirección. Y este viernes 6 de junio, el presidente José Raúl Mulino demostró que está dispuesto a asumir ese rol con determinación. En una extensa conferencia de prensa, abordó temas cruciales como la salida de Chiquita Panamá, la crisis ambiental en Azuero, el futuro del programa de becas del IFARHU y la protección de los recursos del Estado.
Acciones, no excusas
La salida de Chiquita de Bocas del Toro representa un golpe al empleo y la estabilidad en una provincia históricamente rezagada. Lejos de esquivar el problema, Mulino encaró la situación de frente, iniciando un proceso de investigación formal y tendiendo puentes con el liderazgo sindical a través del diálogo y la mediación. En vez de echar culpas, busca soluciones.
Del mismo modo, la respuesta rápida ante la contaminación de los ríos en Azuero —con el cierre inmediato de porquerizas— marca un precedente en materia ambiental. No se trata de promesas futuras, sino de decisiones inmediatas para proteger la salud de los panameños y la calidad del agua.
Educación como prioridad
El anuncio del pago de becas del IFARHU es otra señal clara del enfoque del gobierno: garantizar que los estudiantes no sean víctimas colaterales de la crisis. A partir del lunes, miles de jóvenes recibirán los fondos necesarios para continuar sus estudios. En medio de tensiones sociales, esta acción aporta estabilidad a miles de hogares panameños.
Presencia en casa, compromiso con el mundo
Mulino también canceló compromisos internacionales importantes para concentrarse en las prioridades nacionales. No es un gesto menor. Significa poner a Panamá por delante, incluso cuando hay presiones diplomáticas de alto nivel.
Y aún en medio de la urgencia interna, el mandatario no deja de pensar en lo regional: ofreció entrenar policías haitianos como parte del compromiso de Panamá con la estabilidad del continente.
Un liderazgo que asume el momento
Frente a una ciudadanía que exige respuestas claras, el presidente Mulino ha optado por la frontalidad. Sin rodeos. Sus anuncios no han sido discursos vacíos, sino decisiones concretas que reflejan un liderazgo con rumbo.
Panamá atraviesa una etapa compleja, pero si algo quedó claro en esta conferencia, es que el presidente no pretende gobernar desde el confort ni el protocolo, sino desde el terreno, con los pies en la realidad y la vista puesta en el futuro.