Apoyamos al gobierno por su firmeza contra el vandalismo institucional. Nos oponemos al saqueo a los comercios y al cierre intempestivo de la provincia, impuestas por una minoría anárquica que ha convertido a Bocas del Toro en un escenario de confrontación y caos.
La panadería quemada: metáfora de la destrucción sin sentido
Como bien apuntó Ortega y Gasset, cuando el pueblo sufre, su reacción no es racional; destruye. Destruye la panadería que, aunque insuficiente, lo alimenta. Hoy, esa panadería es Bocas del Toro: una región asediada por la violencia y el hambre, sumida en la destrucción de su propia fuente de sustento.
Crisis en la tierra del cacao y el banano
Tras la salida de Chiquita, desparecieron más de 7,000 empleos directos, golpeando la economía local. La agricultura —señaladamente el cacao, reconocido como uno de los mejores del mundo— se encuentra paralizada por los bloqueos. No puede exportar. Las rutas están cerradas, los campos abandonados, las esperanzas sepultadas en el lodo de la intransigencia.
Comercios saqueados, escuelas cerradas, salud interrumpida
No es menor la devastación urbana: negocios asaltados, tiendas destruidas, circuitos comerciales en ruinas. Las aulas están cerradas, los niños sin acceso a la educación y los hospitales sin garantías de atención. Todo en nombre de un rechazo a la reforma de la Caja de Seguro Social —una reforma que ni siquiera alcanza a cubrir a los mismos que devastan la provincia.
Una minoría que se beneficia del derrumbe
El peor resultado de este vandalismo organizado no es la destrucción sino el oportunismo. No es el pueblo el que gana, sino quienes lucran con su miseria. Las corrientes radicales, de la mano de grupos que nunca han producido ni trabajado, se enriquecen mientras la provincia se quiebra.
La salida: Apoyar la legalidad, no la anarquía
Celebramos las decisiones firmes del gobierno nacional: la declaración de emergencia, la intervención en infraestructura, la atención sanitaria, el diálogo público. Lo hacemos porque Bocas no es solo banana ni cacao. Es su gente, su infancia, su futuro.
¡No permitiremos que Bocas del Toro sea nuevamente devastada por quienes desean monopolizar el sufrimiento!
A la minoría anárquica se le ha respondido con la fuerza del Estado y el respaldo ciudadano.
A los saqueadores, se les aplicará la ley.
A las familias, se les devolverá la esperanza, el empleo y la estabilidad.