Panamá está en un punto de inflexión. Tras años de desgaste institucional, pérdida de confianza ciudadana y crisis de legitimidad en los órganos del Estado, el clamor por una verdadera transformación ha dejado de ser una consigna de unos pocos para convertirse en un llamado nacional. Hoy, más que nunca, la palabra “Constituyente” retumba con fuerza y responsabilidad en la conciencia del país.
No se trata de una moda jurídica ni de una jugada política. Se trata de un proceso necesario para reencontrarnos con una visión moderna de Nación. El modelo actual, anclado a una Constitución diseñada bajo otro contexto histórico y bajo reglas de control vertical, ya no responde al Panamá del siglo XXI. Nuestro país necesita una nueva arquitectura institucional que fortalezca su democracia, reconozca la participación ciudadana como un derecho activo y permita la reconfiguración de un Estado más transparente, funcional y justo.
Este no es un reto sencillo. Implica voluntad política, madurez social y compromiso cívico. Por eso saludamos el esfuerzo de múltiples sectores de la sociedad que han comenzado a alfabetizar al pueblo en materia constitucional. Entre ellos, destaca el incansable trabajo del Lic. Miguel Antonio Bernal, quien con coherencia y constancia ha puesto sobre la mesa la urgencia de una Constituyente Originaria como instrumento de refundación democrática.
Su propuesta no se basa en retocar lo que está dañado, sino en repensarlo todo desde la raíz. Como bien lo ha señalado en múltiples ocasiones, el problema constitucional no se resuelve con técnicas legales más refinadas, sino con una visión de país que nos dignifique como ciudadanos y como Nación.
El proceso constituyente es, por naturaleza, un acto de soberanía popular. Significa que los ciudadanos dejamos de ser meros espectadores para convertirnos en protagonistas de nuestro destino. Supone romper con la apatía y la resignación, y sustituirlas por conciencia, debate y acción. No es una gesta de élites. Es una causa colectiva que debe incluir a todos: obreros, estudiantes, empresarios, profesionales, mujeres, comunidades indígenas, jubilados y jóvenes.
Desde PNN – Panamá Noticias Network, abrazamos con optimismo y seriedad este debate. Lo consideramos urgente y transformador. Estamos convencidos de que, si se lleva con responsabilidad, transparencia y participación plural, el camino hacia una nueva Constitución será también el camino hacia un nuevo país: más justo, más fuerte, más panameño.
No hay democracia sin ciudadanos conscientes. No hay Nación sin un pacto social sólido.
Y no hay futuro sin la valentía de construirlo.