El Consejo de Gabinete panameño aprobó este martes el Decreto N. 31-25 que permite la importación de café oro para cubrir el desabastecimiento interno, una medida que refleja la creciente brecha entre la producción local y la demanda del mercado.
La autorización permitirá importar 90,000 quintales de café oro hasta el 30 de noviembre de 2025, con un arancel reducido del 3% por tratarse de materia prima esencial para la industria cafetalera nacional.
Déficit estructural en la producción cafetalera
Los datos oficiales revelan una situación preocupante para el sector: Panamá produce actualmente 148,000 quintales de café al año, mientras que el consumo nacional alcanza los 230,000 quintales, generando un déficit de 82,000 quintales que debe cubrirse con importaciones.
Esta brecha se ha agravado por la disminución constante de la producción nacional, afectada principalmente por la escasez de mano de obra y otros factores adversos que han impactado las 15,000 hectáreas dedicadas al cultivo del grano.
Proceso regulado de importación
La Comisión de Licencias de Contingentes Arancelarios «ad hoc» será la encargada de gestionar el proceso de importación, siguiendo los lineamientos establecidos en la Resolución N°02-05 de 2005 y sus modificaciones posteriores.
El decreto especifica que se trata de la fracción arancelaria 0901.11.30.00.00, correspondiente a café oro, y que la medida busca «dar respuesta a los requerimientos de la industria y cumplir con el abastecimiento del consumidor final».
Impacto en el empleo y la economía
El sector cafetalero panameño genera aproximadamente 7,000 empleos directos, según los datos oficiales. La decisión de autorizar las importaciones busca mantener la estabilidad de la industria procesadora local y asegurar el suministro continuo para los consumidores.
La Cadena Agroalimentaria de Café realizó el análisis técnico que sustenta esta decisión, evaluando los datos de la cosecha 2024/2025 y las proyecciones de exportaciones e importaciones del sector.
Esta medida refleja los desafíos que enfrenta la agricultura panameña en un contexto de cambios estructurales y la necesidad de políticas que equilibren la protección de la producción nacional con las demandas del mercado interno.