En un contexto internacional marcado por crecientes tensiones, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha instruido al Departamento de Defensa para que reinicie de inmediato las pruebas con armas nucleares. Esta decisión, anunciada justo antes de su encuentro con el presidente chino Xi Jinping en Busan, Corea del Sur, responde a las recientes demostraciones de poderío nuclear por parte de Rusia, liderada por Vladimir Putin.
Trump justificó su directiva a través de una publicación en su cuenta de Truth Social, donde afirmó que Estados Unidos posee un arsenal nuclear superior al de cualquier otra nación, situando a Rusia en segundo lugar y a China en una posición más rezagada, aunque con potencial de alcanzar la paridad en un lustro. El mandatario argumentó que, ante los programas de pruebas de otros países, es imperativo que Estados Unidos retome las pruebas nucleares para mantener su capacidad disuasoria.
La medida revierte una moratoria voluntaria sobre las pruebas nucleares explosivas que Estados Unidos mantenía desde 1992, según datos de la Biblioteca del Congreso. Este anuncio se produce tras la reciente prueba exitosa por parte de Rusia de un dron submarino con capacidad nuclear, denominado Poseidón, una demostración que Putin calificó como imparable y sin análogos en el mundo.
Putin, al presentar el Poseidón y el misil de crucero Burevestnik (otro sistema de propulsión nuclear de alcance ilimitado), vinculó estos avances tecnológicos con la seguridad nacional y la necesidad de fortalecer el potencial estratégico de Rusia. Describió al Poseidón como un arma capaz de operar a profundidades de más de un kilómetro y alcanzar velocidades de hasta 70 nudos, lo que lo haría prácticamente indetectable para los sistemas de defensa actuales. Fuentes del complejo militar-industrial ruso indicaron que el dron puede transportar una ojiva nuclear de hasta dos megatones.
La respuesta de Washington no se hizo esperar. Tras la prueba del Burevestnik, Trump calificó el ejercicio de “inapropiado” e instó a Putin a poner fin al conflicto en Ucrania, sugiriendo que debería concentrarse en resolver la crisis en lugar de realizar pruebas de misiles.
La decisión de Trump de reiniciar las pruebas nucleares representa un punto de inflexión en la política de no proliferación y un claro mensaje a sus adversarios geopolíticos. Las implicaciones de este movimiento aún están por verse, pero sin duda, intensificarán el debate sobre el futuro del control de armas y la estabilidad global.
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