El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido declarado culpable de falsificar registros comerciales para encubrir un escándalo sexual que amenazó con afectar su campaña presidencial de 2016. A pesar de la condena, Trump apuesta por su candidatura republicana a la Casa Blanca, afirmando que «el verdadero veredicto se dará el 5 de noviembre».
En un juicio excepcional que puso a prueba la resistencia del sistema judicial estadounidense, un jurado neoyorquino declaró a Trump culpable en todos los 34 cargos relacionados con el pago de 130.000 dólares a la estrella porno Stormy Daniels para comprar su silencio sobre una supuesta relación sexual. Este veredicto histórico marca el comienzo de una nueva era en la política presidencial, donde los votantes deberán elegir entre un presidente en funciones impopular y un delincuente convicto.
Aunque anteriormente era impensable que los estadounidenses eligieran a un delincuente como su líder, el comportamiento insurrecto de Trump deleita a sus simpatizantes mientras arrasa con las normas del país. El expresidente ya está tratando de deslegitimar su condena, intentando afirmar la primacía de su poder político bruto sobre el Estado de derecho de la nación.
El juez Juan Merchan dictará sentencia contra Trump el 11 de julio, pocos días antes de la Convención Nacional Republicana que lo convertirá en el candidato presidencial del partido. Trump podría enfrentar una pena máxima de cuatro años de cárcel, pero también existe la posibilidad de libertad condicional, y su apelación podría prolongarse durante meses mientras hace campaña por la presidencia.
A pesar de la condena, los seguidores de Trump lo ven como un movimiento, y cuanto más tumulto legal soporta, más lo veneran sus partidarios. Se espera que Trump aproveche esta imagen de ídolo forajido y utilice su condena para presentarse como un preso político y la víctima de una cábala demócrata.
Con una nación políticamente polarizada, las reacciones al veredicto podrían reflejar esa división. Mientras algunos lo califican como un «día vergonzoso en la historia de Estados Unidos», otros instan a mantener a Trump fuera de la Oficina Oval «en las urnas».