En un golpe devastador para Irán, el presidente Ebrahim Raisi falleció el domingo en un trágico accidente de helicóptero, según informaron medios estatales. El ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, también perdió la vida en este lamentable incidente que ha sumido al país en el luto.
Los equipos de búsqueda localizaron este lunes los restos del helicóptero presidencial, confirmando que no hubo sobrevivientes. La aeronave sufrió un «aterrizaje forzoso» debido a las difíciles condiciones meteorológicas con densa niebla en el norte de Irán.
El líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, máxima autoridad del país, pidió a los iraníes que recen por Raisi y mantengan la calma, asegurando que el país seguirá funcionando con normalidad pese a esta irreparable pérdida.
La tragedia ocurrió cuando Raisi y su comitiva regresaban de un acto en la frontera con Azerbaiyán. Dos de los tres helicópteros del convoy presidencial lograron aterrizar sin problemas, pero el que transportaba al mandatario y al canciller se vio envuelto en el fatal accidente.
Ebrahim Raisi, de 63 años, era un clérigo ultraconservador considerado uno de los posibles sucesores del ayatolá Jamenei. Asumió la presidencia en 2021 con un perfil de línea dura, pero con poderes limitados por la Constitución iraní, que subordina el Ejecutivo al líder supremo.
Mientras Irán se sume en el dolor por la pérdida de su presidente, el mundo observa atentamente cómo esta tragedia podría impactar la estabilidad del régimen teocrático. Sin embargo, analistas sugieren que, pese al revés, el sistema continuará su curso bajo el firme liderazgo del ayatolá Jamenei y la Guardia Revolucionaria.