En una escalada significativa del conflicto en la Franja de Gaza, el ejército israelí ha declarado la ciudad de Gaza como una «zona de combate peligrosa», anunciando el inicio de una ofensiva planificada que ha provocado una ola de condenas a nivel internacional. Esta declaración implica la suspensión de las pausas diarias en los combates que permitían el ingreso de ayuda humanitaria, lo que agrava aún más la ya precaria situación de cientos de miles de desplazados que se refugian en la ciudad.
Simultáneamente, Israel anunció la recuperación de los cuerpos de dos rehenes, prometiendo intensificar sus esfuerzos para encontrar a más. Esta acción se produce tras la revelación de planes para ampliar la ofensiva en la Ciudad de Gaza, un área que Israel considera un bastión de Hamás, con una extensa red de túneles utilizada por los insurgentes.
La reanudación de los combates las 24 horas del día marca un punto crítico, con informes de ataques en vecindarios clave y la convocatoria de miles de reservistas. Avichay Adraee, portavoz del ejército israelí, afirmó que intensificarán los ataques hasta lograr la liberación de todos los rehenes y el desmantelamiento de Hamás.
En un comunicado, Israel confirmó que sus fuerzas recuperaron los cuerpos de Ilan Weiss, del kibutz Be’eri, y otro rehén no identificado, quienes fueron trasladados de vuelta a Israel. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, subrayó la continuidad de la campaña para el rescate de rehenes, vivos o fallecidos. De las 251 personas tomadas como rehenes hace casi dos años, se estima que alrededor de 50 permanecen en la Franja, con la posibilidad de que 20 sigan con vida.
El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos de Israel lamentó las pérdidas y urgió al gobierno a priorizar un acuerdo que asegure el retorno de los rehenes, tanto vivos como muertos, instando a mantener las negociaciones hasta lograr el regreso del último rehén.
Israel había implementado «pausas tácticas» en Gaza, Deir al-Balah y Muwasi, en respuesta a la creciente condena global por las condiciones humanitarias en el enclave. La suspensión de estas pausas en la Ciudad de Gaza genera interrogantes sobre la notificación previa a residentes y grupos de ayuda. La ONU advierte que la ofensiva podría resultar en la pérdida de la mitad de la capacidad hospitalaria de Gaza.
Esta escalada se produce tras la declaración de hambruna en la Ciudad de Gaza por parte de la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC), que señala el empeoramiento de la situación debido a los combates, el bloqueo israelí a la ayuda y el desplazamiento masivo. El Consejo Noruego para Refugiados denuncia restricciones de acceso sin precedentes, lo que dificulta la entrega de ayuda humanitaria. La UNRWA advierte que la ofensiva podría desplazar a un millón de personas adicionales, agravando una crisis ya existente.
La situación en Gaza es crítica. La declaración de zona de combate, la intensificación de los ataques y la suspensión de las pausas humanitarias plantean serias preocupaciones sobre el bienestar de la población civil y la capacidad de las organizaciones humanitarias para brindar asistencia. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos, instando a una resolución pacífica y al respeto del derecho internacional humanitario.