En un trágico suceso en Jerusalén, Hamas se adjudicó la responsabilidad de un tiroteo que dejó tres personas muertas y seis heridas, instando simultáneamente a «una escalada de la resistencia» contra Israel. El atentado tuvo como escenario una parada de autobús y cobró la vida de un rabino y dos mujeres.
En un comunicado, Hamas justificó la acción como una «respuesta natural» a lo que describieron como «crímenes sin precedentes del ocupante en la Franja de Gaza y contra los niños en Yenín» en la Cisjordania ocupada por Israel. La reivindicación del grupo terrorista destaca la conexión percibida entre el ataque y las tensiones existentes en otras regiones disputadas.
El incidente, ocurrido en medio de una tregua frágil, añade una capa adicional de complejidad a la ya tensa situación en la región. La comunidad internacional sigue de cerca estos desarrollos mientras se busca una posible vía hacia la desescalada y la estabilidad en el área afectada.