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La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una organización que operaba con el respaldo de Israel y Estados Unidos, anunció este lunes el cese de sus operaciones en la Franja de Gaza. La decisión marca el final de una misión que, aunque destinada a aliviar la crisis humanitaria, estuvo plagada de controversias y críticas por parte de la comunidad internacional, especialmente de la ONU.
La GHF, que inició su despliegue en mayo tras dos meses de un bloqueo humanitario total impuesto por Israel, declaró haber distribuido más de 187 millones de comidas gratuitas directamente a los civiles de Gaza. Según un comunicado emitido por la organización, su director, John Acree, expresó orgullo por haber sido «la única operación de ayuda capaz de proporcionar comidas gratuitas de manera fiable y segura directamente al pueblo palestino de Gaza, a gran escala y sin desvíos».
Sin embargo, la labor de la fundación no estuvo exenta de sombras. Desde el inicio, la GHF fue objeto de fuertes críticas debido a su proximidad con Israel y Estados Unidos, generando dudas sobre su imparcialidad y la sostenibilidad a largo plazo de su misión. La ONU se mostró especialmente crítica, argumentando que la presencia de la GHF no abordaba las causas profundas de la crisis humanitaria en Gaza y que, en algunos casos, podría haber exacerbado las tensiones existentes.
Uno de los aspectos más preocupantes fueron los incidentes de violencia que marcaron las distribuciones de alimentos. Informes de la oficina de derechos humanos de la ONU revelaron que más de 1.000 personas perdieron la vida en las cercanías de los centros de distribución de la GHF. Estos incidentes, atribuidos a la desesperación por acceder a los alimentos y a la falta de control en las multitudes, generaron un debate sobre la efectividad y la seguridad de la operación humanitaria.
A pesar de las afirmaciones de la GHF sobre la entrega «segura» de alimentos, la realidad sobre el terreno fue mucho más compleja. La combinación de la escasez de recursos, el bloqueo en curso y la presencia de la fundación en un contexto político tenso contribuyeron a una situación volátil y peligrosa para los civiles de Gaza.
El cierre de la Fundación Humanitaria de Gaza plantea interrogantes sobre el futuro de la ayuda humanitaria en la región. Si bien la organización afirma haber cumplido su misión de proporcionar alimentos a gran escala, su legado está marcado por la controversia y las trágicas pérdidas de vidas. La comunidad internacional se enfrenta ahora al desafío de encontrar soluciones más efectivas y sostenibles para abordar la crisis humanitaria en Gaza, garantizando que la ayuda llegue a quienes la necesitan de manera segura y sin generar más sufrimiento.
