El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue contundente: la próxima fase de la ofensiva estadounidense no está dirigida contra un país, sino contra las “personas horribles” responsables del narcotráfico, el terrorismo criminal y la destrucción de miles de vidas a ambos lados del continente.
Ante el creciente debate internacional sobre posibles incursiones estadounidenses en territorio venezolano, Trump dejó claro que no se trata de una invasión ni de una guerra convencional, sino de operaciones quirúrgicas, selectivas y focalizadas contra redes criminales que utilizan a Venezuela como plataforma para el tráfico de drogas, armas y dinero ilícito.
“El objetivo no es un país ni su gente. El objetivo son los criminales que están envenenando a nuestra juventud y financiando el caos”, habría insistido el mandatario, reafirmando que esta nueva fase de la campaña militar *comenzará pronto.
Una guerra contra el crimen, no contra los pueblos
Desde la Casa Blanca se insiste en que Estados Unidos no busca confrontación con la población venezolana, sino desmantelar estructuras criminales transnacionales que operan con total impunidad y que representan una amenaza directa a la seguridad nacional estadounidense.
Las operaciones previstas incluirían acciones terrestres de precisión, complementadas por despliegues navales y aéreos que ya han demostrado su eficacia en la interdicción de rutas del narcotráfico en el Caribe. El mensaje es claro: los criminales ya no tienen refugio seguro.
Firmeza como política de Estado
Trump ha defendido esta estrategia como una obligación moral y de seguridad, en un contexto donde la crisis de drogas ha golpeado duramente a las familias estadounidenses. Según la Administración, permitir que estas organizaciones sigan operando sin consecuencias sería una forma de complicidad pasiva.
Lejos de la diplomacia tibia, Washington apuesta por la disuasión real, enviando una señal inequívoca a los cárteles y grupos criminales: Estados Unidos está dispuesto a actuar, y lo hará con determinación.
Un mensaje que trasciende fronteras
Mientras algunos sectores internacionales expresan preocupación, otros ven en esta postura una señal de liderazgo firme frente a amenazas que no respetan fronteras ni soberanías. Para la Casa Blanca, la prioridad es clara: proteger vidas, restaurar el orden y debilitar a las mafias que se enriquecen del sufrimiento humano.
Trump lo resume sin rodeos: no es una guerra contra una nación, es una cacería contra criminales. Y esta vez, asegura Washington, va en serio.
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