Un estudio reciente realizado por la Fundación Oswaldo Cruz ha revelado un fenómeno alarmante en las costas de Río de Janeiro, Brasil: tiburones salvajes presentan niveles elevados de cocaína en sus tejidos. Este hallazgo ha conmocionado a la comunidad científica y plantea serias preocupaciones sobre la contaminación marina.
Después de analizar 13 tiburones puntiagudos capturados cerca de Río de Janeiro, los investigadores encontraron niveles de cocaína hasta 100 veces superiores a los detectados en otras especies marinas. «Los hallazgos son muy importantes y potencialmente preocupantes», comentó Sara Novais, ecotoxicóloga marina de la Universidad Politécnica de Leiria, en una entrevista con la revista Science.
La contaminación por cocaína en el mar es atribuida principalmente a los laboratorios ilegales y las descargas de aguas residuales, según Enrico Mendes Saggioro, ecotoxicólogo de la Fundación Oswaldo Cruz. “La cocaína contamina el mar debido a las descargas de aguas residuales de los humanos que consumen la droga, así como de los laboratorios ilegales que la producen”, explicó Saggioro a CNN.
Los efectos de esta contaminación en los tiburones aún no se conocen por completo, pero se especula que la exposición a la droga podría tener efectos nocivos similares a los observados en otros animales y humanos. Rachel Ann Hauser Davis, bióloga de la Fundación Oswaldo Cruz, advirtió sobre la posibilidad de que otros animales marinos también estén contaminados: “Es muy probable que los crustáceos, peces y otros animales que los tiburones cazan también estén contaminados con cocaína”, afirmó.
El impacto de la cocaína no se limita a los tiburones, ya que estos peces forman parte de la cadena alimentaria humana en Brasil y otros países. “Los tiburones son consumidos rutinariamente por los humanos en Brasil y en muchos otros países”, señalaron Mendes Saggioro y Hauser Davis.
El equipo de la Fundación Oswaldo Cruz planea continuar sus investigaciones en otras especies de tiburones y rayas, así como en peces migratorios, para entender mejor la extensión de la contaminación. Además, el aumento del consumo de cocaína en América del Sur y la infraestructura deficiente de tratamiento de aguas residuales exacerban el problema, facilitando la entrada de la droga en el océano.
Este estudio pionero resalta la urgente necesidad de abordar la contaminación por drogas ilegales en los océanos, no solo para proteger la vida marina, sino también para salvaguardar los ecosistemas y la salud humana. La colaboración internacional y la implementación de políticas efectivas son cruciales para mitigar este creciente problema.