El presidente Donald Trump ha anunciado la imposición de aranceles suplementarios del 100% a productos provenientes de China, una medida que responde a los controles “extraordinariamente agresivos” que, según Trump, el gigante asiático planea implementar sobre sus exportaciones. La decisión, comunicada a través de su red social Truth Social, entrará en vigor el 1 de noviembre y se suma a las crecientes tensiones comerciales entre ambas potencias.
Trump acusó a China de adoptar una postura comercial “extraordinariamente agresiva” tras la difusión de una carta supuestamente enviada al mundo, en la que Beijing declararía la imposición de controles de exportación a gran escala sobre la mayoría de sus productos, incluso algunos que no fabrica. El mandatario calificó esta acción como “inaudita en el comercio internacional” y una “desgracia moral en las relaciones con otras naciones”, afectando a todos los países “sin excepción”.
La medida china, según informes, busca imponer aranceles a productos fabricados con minerales raros, componentes esenciales en la fabricación de computadoras y otros artículos electrónicos. En respuesta, los aranceles estadounidenses recíprocos comenzarán a aplicarse a partir del 1 de noviembre, aunque Trump no descartó adelantarlos dependiendo de las acciones futuras de China. Además, Estados Unidos también impondrá controles a la exportación de software considerado crítico a partir de la misma fecha.
La escalada de tensión se produce en un contexto de incertidumbre sobre una posible reunión entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) a finales de octubre. Trump insinuó que la reunión podría no tener sentido dadas las circunstancias.
Las restricciones chinas al acceso a las tierras raras, anunciadas el jueves, exigen a las empresas extranjeras obtener una aprobación especial para exportar estos elementos metálicos. También se requerirán permisos para la exportación de tecnologías utilizadas en la minería, fundición y reciclaje de tierras raras, con la advertencia de que cualquier solicitud relacionada con material militar será denegada.
Trump acusó a China de “volver al mundo cautivo” al restringir el acceso a metales e imanes utilizados en una amplia gama de tecnologías, desde electrónica hasta motores a reacción. Calificó la medida sobre las tierras raras como “especialmente inapropiada”, sugiriendo incluso, sin pruebas, que China podría haber intentado robar protagonismo al reciente alto el fuego entre Israel y Hamás, en el que Trump alega haber tenido un papel importante.
El conflicto comercial entre Estados Unidos y China, marcado por aranceles mutuos, ya ha sacudido la economía mundial en el pasado. Aunque las negociaciones han logrado reducir algunos aranceles, persisten las diferencias en temas como el acceso de Estados Unidos a las tierras raras chinas, las restricciones estadounidenses a la importación de chips avanzados y las tarifas portuarias recíprocas.
La imposición de estos nuevos aranceles por parte de Trump podría reactivar la guerra comercial entre ambas naciones, con consecuencias impredecibles para la economía global.