La inflación en Estados Unidos experimentó un repunte en junio, alcanzando un 2,7% interanual, según datos del Departamento de Trabajo. Este incremento, el más alto desde febrero, plantea desafíos tanto económicos como políticos para el gobierno actual. El aumento se atribuye, en parte, a los aranceles impuestos por la administración, que han elevado los costos de productos como muebles, ropa y electrodomésticos.
En términos mensuales, los precios al consumidor subieron un 0,3% de mayo a junio, superando el 0,1% del mes anterior. Este repunte inflacionario podría complicar las decisiones de la Reserva Federal (FED) sobre las tasas de interés, generando tensiones con la Casa Blanca, que ha presionado por una reducción.
La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, también mostró un aumento, situándose en un 2,9% interanual. Los economistas consideran este indicador clave para prever la trayectoria futura de la inflación.
El incremento en los precios de la gasolina (1%) y los alimentos (0,35%) contribuyó al aumento general de la inflación. Los aranceles, que incluyen un 10% general a las importaciones, así como gravámenes específicos al acero, aluminio, productos chinos y automóviles importados, han impactado directamente en los costos.
Empresas como Walmart y Mitsubishi ya han anunciado o implementado aumentos de precios debido a los aranceles. Sin embargo, algunas compañías han optado por absorber los costos o retrasar los ajustes, a la espera de posibles acuerdos comerciales que mitiguen el impacto.
La FED, liderada por Jerome Powell, se encuentra en una posición delicada. La Casa Blanca ha criticado la política de la FED de mantener las tasas de interés elevadas. Trump ha insistido en que la FED debería reducir su tasa de referencia, actualmente en el 4,3%, hasta alrededor del 3%.
Powell ha manifestado su intención de evaluar la evolución económica tras la implementación de los aranceles antes de tomar decisiones sobre las tasas. La FED enfrenta el dilema de que los aranceles podrían impulsar tanto los precios como desacelerar la economía, lo que dificulta la elección de la política monetaria adecuada.
La administración ha criticado a Powell, incluso por gastos relacionados con la renovación de edificios de la FED. Aunque la independencia de la FED está protegida legalmente, la tensión entre el gobierno y el banco central persiste en un contexto de incertidumbre económica y presiones inflacionarias.