La economía china ha experimentado una notable desaceleración en julio de 2025, revelando una serie de desafíos complejos en medio de las tensiones comerciales globales. Si bien las exportaciones chinas continúan aumentando, los datos oficiales publicados recientemente indican una ralentización en la producción industrial, las ventas minoristas y la inversión. Este panorama económico plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento chino y su impacto en la economía global.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas de China, la desaceleración se debe en parte a la guerra comercial con Estados Unidos, así como a la persistente crisis del sector inmobiliario que ya lleva cuatro años. Además, las autoridades chinas han tomado medidas para moderar la producción industrial, en respuesta a los aranceles impuestos por varios países a las exportaciones chinas.
En julio, la producción industrial no alcanzó las expectativas de los economistas, al igual que las ventas minoristas y la inversión. El desempleo también aumentó, con millones de jóvenes graduados universitarios buscando trabajo. Sorprendentemente, la producción industrial deslucida contrastó con el anuncio del gobierno chino la semana anterior sobre el continuo crecimiento de las exportaciones, aparentemente sin verse afectadas por los aranceles estadounidenses.
Fu Linghui, portavoz y economista jefe de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, atribuyó la desaceleración a factores como el proteccionismo comercial y el unilateralismo. También mencionó el impacto de eventos climáticos extremos, como inundaciones y olas de calor. Sin embargo, parte de la desaceleración parece ser el resultado de políticas gubernamentales destinadas a reducir el exceso de inventario y desalentar nuevas inversiones en sectores con exceso de capacidad, como la fabricación de automóviles y paneles solares.
La inversión en fábricas, edificios de oficinas y otros activos fijos se desaceleró aún más en julio, mostrando un aumento mínimo en los primeros siete meses del año en comparación con el mismo período de 2024. La producción industrial, que había sido un motor clave de la economía china, aumentó un 5,7 por ciento en julio, por debajo del 6,8 por ciento registrado en junio.
A pesar de las acusaciones de proteccionismo estadounidense, las exportaciones chinas aumentaron un 7,2 por ciento en julio. Las exportaciones al sudeste asiático y África, regiones que a menudo reexportan a Estados Unidos, fueron particularmente fuertes. Sin embargo, las exportaciones directas a Estados Unidos disminuyeron, aunque se mantuvieron en más del triple de las importaciones chinas procedentes de Estados Unidos.
El desplome del mercado inmobiliario chino ha afectado significativamente el gasto de los hogares, ya que muchos han perdido gran parte de sus ahorros. Los precios de los apartamentos, que se habían estabilizado brevemente, han reanudado su descenso ante la falta de medidas gubernamentales concretas. Las ventas minoristas aumentaron un 3,7 por ciento en julio, por debajo de las expectativas y del aumento del 4,8 por ciento en junio.
Economistas como Zichun Huang de Capital Economics señalan que las medidas gubernamentales recientes, como las subvenciones a la natalidad y a los préstamos al consumo, son insuficientes para impulsar significativamente el gasto de los hogares. La economía china se enfrenta a desafíos importantes, y la efectividad de las políticas gubernamentales para abordar estos problemas será crucial para determinar su trayectoria futura.