En un mundo donde la geopolítica y la economía se entrelazan cada vez más, la reciente cumbre trilateral entre China, Japón y Corea del Sur en Seúl marca un hito crucial. Por primera vez en más de cuatro años, estos gigantes asiáticos se sentaron a la mesa, buscando un delicado equilibrio entre sus intereses comerciales y sus preocupaciones de seguridad.
El presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, anfitrión del evento, junto con el primer ministro chino Li Qiang y el primer ministro japonés Fumio Kishida, acordaron fortalecer su cooperación económica y reactivar las negociaciones para un acuerdo de libre comercio. Esta noticia es un rayo de esperanza para la economía global, especialmente en un momento en que las tensiones geopolíticas amenazan con descarrilar el progreso.
Pero bajo la superficie de esta aparente armonía, yacen corrientes de desconfianza. Las heridas de la Segunda Guerra Mundial aún no han cicatrizado completamente, y el ascenso militar de China en el Pacífico ha puesto a Tokio y Seúl, aliados de Estados Unidos, en alerta máxima. La cuestión de Taiwán, por ejemplo, sigue siendo un punto de fricción, con China criticando abiertamente a sus vecinos por sus gestos hacia la isla democrática.
El profesor Sebastian Maslow de la Universidad de Tokio lo resume elocuentemente: esta cumbre es un «intento de Pekín de frenar la dinámica de la política de seguridad entre Japón, Corea del Sur y Estados Unidos». Es un juego de ajedrez geopolítico donde cada movimiento cuenta.
Sin embargo, la interdependencia económica no puede ignorarse. China es el principal socio comercial de Corea del Sur y el segundo de Japón. Además, la influencia de Pekín sobre Corea del Norte, un nuevo aliado de Rusia con ambiciones nucleares, es un factor que ni Tokio ni Seúl pueden permitirse descartar.
En conclusión, esta cumbre no es solo sobre comercio o seguridad; es sobre el futuro de Asia y, por extensión, del mundo. En un escenario global cada vez más polarizado, el diálogo, aunque tenso, es preferible al silencio. La pregunta ahora es: ¿podrán estos tres titanes asiáticos navegar por estas aguas turbulentas y encontrar un puerto seguro para todos?