En un día triste para Latinoamérica, el magnate venezolano Gustavo Cisneros, una de las grandes fortunas de la región, ha fallecido a los 78 años en Nueva York. Su partida deja un vacío significativo en el mundo empresarial y de los medios de comunicación, donde dejó una huella imborrable a lo largo de décadas.
Gustavo Cisneros, nacido en Caracas el 1 de junio de 1945, heredó el legado empresarial de su padre, un emprendedor cubano que prosperó al emigrar a Venezuela. Desde los primeros negocios familiares, como la producción de Pepsi y el canal Venevisión, Cisneros demostró su visión y liderazgo. Asumió las riendas del conglomerado familiar en los años setenta, expandiendo la cartera de negocios en un momento de auge económico en Venezuela.
El canal Venevisión, bajo su dirección, se convirtió en una de las principales redes televisivas del continente. Su influencia se extendió más allá de los medios de comunicación, abarcando supermercados, productos infantiles, restaurantes de comida rápida y la producción de alimentos. También adquirió la Organización Miss Venezuela, una institución que, con la ayuda de Venevisión, se convirtió en una plataforma para siete venezolanas que lograron coronarse como reinas mundiales.
Sin embargo, su camino empresarial no estuvo exento de desafíos. Durante los años ochenta y noventa, enfrentó momentos difíciles, incluida la adopción de posturas críticas frente al gobierno de Hugo Chávez. Cisneros, dueño de varios medios de comunicación, denunció la deriva autoritaria de Chávez, lo que generó tensiones y acusaciones de obedecer a la «oligarquía».
Uno de los episodios más notorios fue el entendimiento alcanzado con Chávez tras el intento de golpe de estado de 2002. Bajo la mediación del expresidente estadounidense Jimmy Carter, se logró un acuerdo que implicaba una cobertura menos crítica a cambio del respeto a la propiedad del canal. Este acuerdo fue objeto de controversia y críticas por parte de la oposición.
Gustavo Cisneros no solo fue un líder empresarial destacado, sino también un mecenas del arte, gracias a su matrimonio con Patricia Phelps, una influyente promotora y coleccionista de arte en Latinoamérica. Su legado continúa a través de sus tres hijos, siendo Adriana la encargada actual de llevar las riendas de los negocios familiares.
Hoy, recordamos a Gustavo Cisneros como un visionario que dejó una marca indeleble en la historia empresarial y mediática de Latinoamérica. Su partida deja un vacío, pero su legado perdurará como inspiración para las generaciones futuras.