El Manchester United ha experimentado una profunda transformación bajo la dirección del técnico Rubén Amorim, quien ha implementado una serie de cambios radicales para revitalizar al equipo tras una temporada decepcionante. Después de finalizar en el decimoquinto lugar en la Premier League y perder la final de la Europa League, el club invirtió fuertemente en nuevos fichajes, pero la reestructuración interna impulsada por Amorim ha sido igualmente crucial.
Una de las primeras medidas del entrenador portugués fue una exhaustiva limpieza del plantel, marginando a jugadores como Alejandro Garnacho, Jadon Sancho, Antony y Tyrrell Malacia. Esta decisión, aunque drástica, buscaba erradicar la falta de compromiso y el ambiente deteriorado que habían afectado al equipo. Amorim dejó claro que su gestión se basa en la exigencia y la disciplina, estableciendo reglas claras y tratando a los jugadores como adultos responsables.
«A veces cuando estás perdiendo, podrías pensar que deberíamos de cambiar un poco los estándares para que ellos estén conmigo. No lo hice, y ellos lo vieron. Ahora entienden que cuando digo algo, lo hago», declaró Amorim, subrayando su firmeza y coherencia en la toma de decisiones. Esta actitud, según el técnico, ha ayudado a cambiar la forma de entrenar y a fomentar una mayor responsabilidad entre los jugadores.
Además de la limpieza del plantel, Amorim renovó la estructura de liderazgo, formando un nuevo grupo integrado por Bruno Fernandes, Harry Maguire, Tom Heaton, Diogo Dalot, Lisandro Martínez y Noussair Mazraoui. Este grupo tiene la responsabilidad de gestionar los pequeños problemas y mantener a todos «a raya», fomentando la autogestión y el sentido de pertenencia.
La pretemporada ha servido como un banco de pruebas para este nuevo esquema, con entrenamientos bajo estricta observación y responsabilidades compartidas. Los jugadores han reconocido la diferencia con respecto al pasado reciente, donde las tensiones y ciertos privilegios desestabilizaron la convivencia. Luke Shaw, por ejemplo, describió el ambiente anterior como «tóxico» y respaldó la decisión de Amorim de marginar a algunas figuras del plantel.
En cuanto a Alejandro Garnacho, Amorim explicó que el jugador busca un liderazgo diferente y un nuevo reto, lo que llevó a su salida del primer equipo. El entrenador enfatizó que su objetivo es encontrar soluciones que beneficien a todas las partes: el club, el entrenador y los jugadores.
Estos cambios profundos implementados por Rubén Amorim buscan restaurar la disciplina, fomentar la responsabilidad y construir un ambiente positivo en el Manchester United, con el objetivo de dejar atrás la crisis deportiva y alcanzar nuevas metas en la temporada venidera.