Panamá volvió a demostrar que la grandeza no siempre se mide por el tamaño, sino por la pasión, la disciplina y el espíritu con el que se representa una bandera.
En el más reciente Mundial Amateur de Golf, nuestro país se posicionó en el puesto #34 a nivel global, entre 196 naciones que buscan clasificar a esta élite deportiva. Un logro que deja claro que Panamá está en el mapa del golf mundial, compitiendo con garra, talento y dignidad.
Un equipo que jugó con el corazón
El equipo panameño, conformado por tres atletas de gran nivel, dio ejemplo de entrega y compromiso. Cada golpe fue un testimonio de preparación y de amor por el país. No fue una participación más: fue una muestra de que el deporte panameño está avanzando, creciendo y demostrando que cuando hay visión, todo es posible.
Competir contra potencias tradicionales del golf no es tarea sencilla. Sin embargo, Panamá no solo estuvo presente: se destacó entre casi dos centenares de naciones, dejando huella en cada campo que pisó.
Un Director que predica con el ejemplo
Mención especial merece el Director de Pandeportes, quien no solo impulsa la política deportiva desde su despacho, sino que vive el deporte en carne propia.
Atleta de alto rendimiento y miembro activo del equipo de golf nacional, demostró que el liderazgo verdadero se ejerce con el ejemplo, no con el discurso.
Su participación directa en el torneo fue más que simbólica: fue un mensaje claro a todo el país y al sector deportivo. Cuando un dirigente se pone los zapatos del atleta, entiende los retos, las carencias y las emociones que implica representar a Panamá ante el mundo.
Ese tipo de liderazgo inspira, motiva y deja huella.
Entre los mejores del mundo
Llegar al puesto #34 entre 196 países no es casualidad. Es fruto del esfuerzo colectivo, del trabajo silencioso de entrenadores, federaciones, atletas y familias que creen en el deporte como herramienta de transformación.
Cada punto obtenido, cada ronda completada y cada día de preparación suman a un proyecto deportivo que mira hacia el futuro con esperanza y determinación.
Panamá se codeó con países de tradición golfística centenaria, demostrando que la constancia puede acortar cualquier distancia.
Más que un resultado: una señal de evolución
Este logro no es solo un marcador en la tabla; es una señal de que Panamá está avanzando hacia una nueva etapa en el deporte.
Una etapa donde los atletas se sienten respaldados, donde la gestión y el rendimiento caminan juntos, y donde el orgullo nacional se construye golpe a golpe, esfuerzo tras esfuerzo.
El golf panameño nos recordó que el éxito no se mide solo en trofeos, sino en la capacidad de representar con dignidad y pasión a la patria.
Porque en cada competencia, en cada bandera ondeando al viento, hay una historia de disciplina, unión y amor por Panamá.