EDITORIAL

Hoy, Panamá no solo marca una página en su historia diplomática: escribe un capítulo que resonará en los anales de la geopolítica mundial.

Desde el primer día de su mandato, el presidente José Raúl Mulino dejó claro que no venía a titubear, ni a improvisar, ni mucho menos a negociar con las mafias enquistadas en el sistema.

El pasado 31 de julio, el expresidente Martín Torrijos Espino volvió a acaparar titulares al anunciar su intención de encabezar un nuevo movimiento político en Panamá.

Cuando surgieron como un nuevo actor en el escenario político panameño, las agrupaciones VAMOS y MOCA prometían ser la antítesis de los partidos tradicionales.

Por fin, Panamá ve despegar una visión de Estado con dirección clara y compromiso social.