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En una escalada sin precedentes de la tensión con Occidente, el presidente ruso Vladimir Putin ha lanzado una advertencia que ha sacudido al mundo: Rusia podría suministrar armas de largo alcance a sus aliados para atacar objetivos en países occidentales. Esta amenaza sin ambages representa un giro peligroso en el conflicto con Ucrania y podría desatar una nueva era de inestabilidad global.
En respuesta al suministro de armas alemanas a Ucrania para atacar objetivos en Rusia, Putin advirtió que Berlín estaría dando «un paso peligroso» que arruinaría por completo las relaciones entre ambos países. «Nos reservamos el derecho de hacer lo mismo», declaró, dejando entrever que Rusia podría proporcionar armamento de largo alcance a sus aliados para atacar blancos en Alemania y otros países occidentales.
Esta escalada verbal sin precedentes llega en un momento de máxima tensión entre Rusia y Occidente por la invasión de Ucrania. Hasta ahora, Putin se había limitado a amenazas veladas, pero su advertencia directa de represalias contra objetivos occidentales marca un punto de inflexión en el conflicto.
La decisión de Alemania de suministrar tanques a Ucrania ya había sido calificada por Putin como un «shock» para Rusia, y su última advertencia deja claro que Moscú no dudará en tomar medidas drásticas si se cruzan ciertas líneas rojas.
Mientras tanto, el líder ruso también aprovechó para descartar cualquier cambio en las relaciones con Estados Unidos después de las elecciones presidenciales de noviembre. «Trabajaremos con cualquier presidente que elija el pueblo estadounidense», afirmó, restando importancia a si el ganador es Joe Biden o Donald Trump.
En un momento de máxima tensión geopolítica, las palabras de Putin resuenan como un aviso de que Rusia está dispuesta a llevar el conflicto a un nuevo nivel si Occidente sigue suministrando armas a Ucrania. El mundo observa con preocupación cómo se aviva la llama de una escalada bélica que podría tener consecuencias impredecibles.
