El Bancor: La Moneda Global que Nunca Fue

El Bancor: La Moneda Global que Nunca Fue

En el convulso verano de 1944, mientras el mundo ardía en la Segunda Guerra Mundial, un visionario economista británico concibió una audaz idea que pudo haber cambiado el curso de la historia económica mundial. John Maynard Keynes, el gran gurú de la economía, propuso en la Conferencia de Bretton Woods la creación del «bancor», una moneda global que uniría a las naciones en un sistema financiero justo y equilibrado. Sin embargo, su propuesta revolucionaria fue desechada, cediendo el paso a la hegemonía del dólar estadounidense que persiste hasta nuestros días.

El Sueño de Keynes

Nacido de las cenizas de dos guerras mundiales y la Gran Depresión, el bancor era la solución de Keynes para evitar los desequilibrios comerciales, las guerras monetarias y los excesivos superávits que habían desangrado a las economías más débiles. Una moneda común, respaldada por una canasta de divisas y administrada por una Unión Internacional de Compensación, hubiera permitido a todos los países comerciar en igualdad de condiciones, fomentando la prosperidad global.

Keynes anhelaba un mundo donde las naciones pudieran florecer sin las trabas de los aranceles y las depreciaciones competitivas de las monedas. Su bancor, una moneda verdaderamente neutral, habría sido el lazo que uniera a las economías en un abrazo de cooperación y confianza, poniendo fin a los ciclos de conflicto que habían devastado al planeta.

El Choque de Titanes

Pero en las negras aguas de Bretton Woods, el sueño de Keynes se encontró con un obstáculo insalvable: los intereses de la potencia emergente, Estados Unidos. Mientras el economista británico bregaba por mantener la influencia de su país en declive, su contraparte estadounidense, Harry Dexter White, defendía la supremacía del dólar, la moneda que concentraba el 60% del oro mundial.

En una batalla de voluntades entre dos gigantes intelectuales de personalidades opuestas, el bancor fue finalmente desechado. Estados Unidos, con su músculo económico intacto y su creciente hegemonía comercial, no veía la necesidad de una moneda alternativa que limitara su influencia global.

El Legado Perdido

Así, la idea visionaria de Keynes quedó enterrada en los anales de la historia, mientras el dólar se alzaba como el indiscutible rey de las transacciones internacionales. Algunos economistas modernos aún lamentan la pérdida del bancor, viendo en él una oportunidad perdida para un sistema financiero más justo y equilibrado.

Aunque el FMI y el Banco Mundial nacieron de las cenizas de Bretton Woods, la ausencia del bancor significó que el mundo seguiría girando alrededor del dólar, con todas las ventajas y desequilibrios que ello conlleva. La moneda global que nunca fue sigue siendo un recordatorio de los sueños truncados y las oportunidades perdidas en el fragor de la política y los intereses encontrados.

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